El Gobierno etíope minimizó el jueves la declaración de su homólogo eritreo de haber causado grandes pérdidas a las tropas etíopes durante los enfrentamientos del fin de semana a lo largo de la frontera en disputa.
En un comunicado emitido hoy, Eritrea alegó que su ejército ha matado a 200 soldados etíopes y herido a más de 300 y señaló que, además, estas cifras dadas a conocer son estimaciones conservadoras. El comunicado emitido por el Ministerio de Eritrea de Información agregó que las fuerzas etíopes fueron «obligadas a retirarse a lugares más allá de donde inicialmente desencadenaron el ataque».
Sin embargo, Etiopía ha restado importancia a las declaraciones provenientes de Asmara alegando que las cifras ofrecidas desde Eritrea han sido maquilladas para ocultar el duro golpe sufrido por el ejército eritreo. El ministro de Comunicación etíope, Getachew Reda, declaró que «No es nada más que el esfuerzo tardío de un régimen hermético y conmocionado para elevar la moral de sus pocos partidarios… No vamos a entrar en una guerra de cifras porque hemos logrado nuestro objetivos».
Reda había admitido con anterioridad que se habían producido daños significativos por ambas partes, aunque principalmente en el lado eritreo, resaltando la seriedad de los enfrentamientos que no fueron simples escaramuzas”.
Los dos países vecinos se acusan entre sí sobre quien fue el instigador de los enfrentamientos que se produjeron entre el domingo y el lunes. El combate tuvo lugar en Tserona, un área de unos 75 kilómetros al sur de la capital de Eritrea, Asmara.
La comunidad internacional, incluyendo los Estados Unidos, las Naciones Unidas y la Unión Africana han expresado su preocupación y han solicitado a ambas partes la máxima moderación debido a los temores crecientes de una potencial guerra total.
La última batalla es el peor enfrentamiento desde la guerra fronteriza de 1998-2000, que se cobró la vida de más de 70.000 personas.
Sudan tribune
