Entrevista al dibujante Zapiro: creador de actualidad en Sudáfrica

19/02/2010 | Entrevistas

Jonathan Shapiro, mayormente conocido como Zapiro, es uno de los dibujantes más reconocidos de Suráfrica gracias a su punzante ingenio y a su dedo firme sobre el pulso de la sociedad.

Comenzó su trabajo como dibujante en una gran variedad de organizaciones políticas y progresistas de los años 80 y hoy es caricaturista político para diversos periódicos, entre ellos el Mail & Guardian. Hablamos con él sobre múltiples cuestiones, desde su infame cabeza-ducha* hasta los motivos que lo hacen levantarse de la cama cada día.

M&G. Ya te lo habrán preguntado antes pero seguro que muchas personas todavía lo quieren saber: ¿cómo lo haces? ¿De dónde obtienes la inspiración?

Zapiro: Me inspiran los acontecimientos disparatados que suceden en mi entorno; cuando pienso que algo no puede llegar a ser más raro, pues consigue serlo. Lo que motiva a los dibujantes es una pasión por la política y por el engranaje de la sociedad y yo no soy la excepción. Al mismo tiempo, siempre estoy alerta ante las metáforas que aparecen en la cultura popular, en las películas por ejemplo, que se han convertido en algo más que un simple vehículo popular, para expresar mi visión acerca de lo que sucede a nuestro alrededor.

M&G. ¿Qué piensas sobre producir trabajos con más color? ¿Consideras que el blanco y negro es tu sello personal?

Z: Hago obras a color de vez en cuando, pero no quiero quedarme atascado en una forma particular de realizar mi trabajo, de ahí que sólo recurra al color cuando considero que añade algo a ciertas obras. A menudo me doy cuenta de que los trazos y las palabras son suficientes. Realizo todo mi trabajo de forma tradicional, con cartulina Bristol y mojando la pluma en tinta china.

M&G: ¿Qué opinas de las inevitables críticas que te acusan de racista?

Z: Me parece esclarecedor el hecho de que durante los primeros 23 años de mi carrera como dibujante nadie hubiera pensado en semejante crítica, y resulta interesante ver que estas acusaciones empezaron a aparecer cuando se dio la rivalidad entre Thabo Mbeki y Jacob Zuma. Y, por lo visto, muchas personas que poseen mérito en la lucha por la liberación también han tenido que recibir difamaciones muy similares, los detractores simplemente no tienen un argumento mejor. También soy consciente de que, a pesar de mi visión política, hay aspectos de mi trabajo que se basan en experiencias vividas en la piel de una persona blanca. Sin embargo, siempre he promocionado una postura no racista.

M&G: La ducha se ha convertido casi en un barómetro para las estadísticas de Zuma. Háblanos de las distintas representaciones de la ducha en tus dibujos.

Z: La polémica de la ducha comenzó en 2006, cuando Jacob Zuma hizo aquellos comentarios durante el juicio en el que se le acusaba de violación. Me demandaron por el primer dibujo que hice, pero la respuesta de los lectores fue tan positiva que decidí mantener esa ducha sobre su cabeza. Cuando fue nombrado presidente decidí darle un respiro y quité la ducha, como una especie de distanciamiento simbólico respecto a la controversia que lo había perseguido antes. Ahora lo pongo y lo quito por diversión, dependiendo de cómo me sienta ante sus acciones.

M&G: Vemos que la has vuelto a pegar a su cabeza…

Z: Esta semana hemos podido apreciar un desplazamiento en la opinión de los surafricanos respecto a Zuma, incluso por parte de sus partidarios más fanáticos. Por lo que pienso que está claro que es hora de jugar de nuevo con la ducha, porque siento que se lo merece. La posición de la ducha dependerá de las acciones del presidente, no suelo hacer muchos planes anticipados con ese tipo de cosas.

M&G: ¿Zuma todavía tiene cargos contra ti? ¿Cuánto dinero te reclama?

Z: Bueno, de momento hay dos juicios contra mí, uno es de 2006, por mi primera viñeta sobre la ducha, que empezó con una reclamación de 15 millones de Rand surafricanos [1,4 millones de EUR aproximadamente] pero que ha sido reducida a 2 millones de Rand [190.000 EUR aproximadamente].

Además, tengo otro juicio pendiente por la viñeta de Lady Justice que hice en 2008, que reclama 7 millones de Rand surafricanos [671.000 EUR aproximadamente].

M&G: ¿Te preocupan estos cargos?

Z: De ningún modo. Me da la impresión de que estos cargos no llegarán al juzgado dado que sólo ayudarán a incrementar el circo que ya se ha montado en torno al presidente. No me afectan, lo que más me interesa ahora mismo es mantenerme a la vanguardia de lo que está sucediendo en el paisaje social de Suráfrica.

M&G: ¿Qué opinas del último escándalo sobre el “hijo ilegítimo” de Zuma?

Z: Me parece que la cuestión del VIH y el SIDA es la más importante de toda esta situación. Lo que me preocupa es la moralidad de una persona que se arroga el derecho de permitirse tantos escarceos amorosos o flirteos al margen de sus relaciones, ya polígamas de por sí. En todo esto también hay un elemento de desigualdad hacia las mujeres, por supuesto. Pero como ya he dicho antes, todo esto está superpuesto al mensaje acerca del VIH/SIDA; es como si Zuma estuviese diciendo que hagamos lo que él diga, pero no lo que él hace.

M&G: ¿Y qué va a pasar con el próximo discurso sobre el Estado de la Nación de Suráfrica? ¿Tienes algún comentario al respecto?

Z: Mis dibujos más recientes resumen bastante bien lo que pienso acerca de este asunto. Pero siento que los problemas más serios de la nación están viéndose reemplazados por las cuestiones personales del presidente. Es una situación muy extraña.

M&G: ¿Qué guardas en los bolsillos?

Z: Bolígrafos. Siempre tengo un montón de bolígrafos y también una pequeña radio de bolsillo.

RYAN HOFFMAN

Fuente: Mail & Guardian, 10 de febrero 2010

Traducción: E. Gallego, para Fundación Sur.

Notas de la traductora:

* En 2006, Jacob Zuma fue juzgado y absuelto por acusaciones de violación. En el transcurso del juicio, el que ahora es presidente de Suráfrica (entonces era vicepresidente) declaró que había mantenido relaciones sexuales sin ningún tipo de protección con una mujer infectada de Sida, la que le acusó de violación, consciente de su enfermedad. Aclaró que, después del acto, tomó una ducha para evitar el contagio. Esto supuso un escándalo puesto que hizo dudar a la opinión pública sobre si su dirigente conocía la política y recomendaciones que su propio partido ANC pagaba e impulsaba para la prevención del Sida. El dibujante Zapiro, a partir de ese día, representó a Jacob Zuma con una cabeza-ducha, es decir, le creció una alcachofa de ducha en la parte trasera de su cabeza. Jacob Zuma lo demandó, pero no logró más que propiciar una mayor divulgación de la ingeniosa caricatura.

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