La policía de Argelia utilizó cañones de agua y gas lacrimógeno el día 31 de enero, para dispersar a los ciudadanos que se manifestaban en un suburbio de la capital, que acusaban a las autoridades de no haber investigado apropiadamente el fatal apuñalamiento de un vecino.
Las manifestaciones se están convirtiendo en algo diario en toda Argelia, un gran exportador de recursos energéticos a Europa, y que tiene muchos de los mismos problemas que el año pasado detonaron las revueltas populares en varios países vecinos, como el desempleo y la falta de confianza en las autoridades.
Cientos de personas lanzaron piedras y bombas de gasolina a los gendarmes, o policía militar, en Cheraga, unos 10 kilómetros al oeste de Argel. Los manifestantes bloquearon brevemente la principal carretera del suburbio.
Los gendarmes forzaron a los residentes a retirarse de la carretera principal, pero eso no hizo más que llevar los disturbios al barrio de Sidi Hassan, donde continuaron los enfrentamientos.
Los disturbios en Argelia hasta el momento han sido localizados y coordinados, pero los analistas dicen que los enfrentamientos podrían desembocar en un movimiento nacional, como ocurrió en los otros países del norte de África, sacudidos por la “Primavera árabe”.
Los residentes de Cheraga dicen que tomaron las calles para exigir una investigación profunda del asesinato de un residente del barrio, que según ellos, fue apuñalado hasta la muerte por una banda. Afirman que han sido detenidos 10 sospechosos, pero varios de ellos han sido puestos de nuevo en libertad.
Algunos residentes acusaron a la fiscalía de ponerlos en libertad porque eran de familias ricas y con buenos contactos. “Queremos que se haga justicia”, afirma Nouredine Ait Ouareth, el padre de la víctima de apuñalamiento. “El gobierno debe hacer su trabajo y meter en la cárcel a los que mataron a nuestro hijo”.
“Hay un sospechoso. Es muy conocido, es rico y el jefe de la banda. Ha sido puesto en libertad. Esto no es aceptable”.
(IOL, 01-02-12)