Representantes de la Comisión Justicia y Paz y miembros congoleños de Caritas han efectuado una gira por Europa a fin de alertar los gobiernos sobre los riesgos de “derrapaje” en las próximas elecciones en el Congo, previstas para el 28 de noviembre. El objetivo de esta delegación es mantener encuentros con representantes gubernamentales europeos para advertirles que la mala preparación del proceso electoral puede acarrear consecuencias negativas.
Tanto Monseñor Fridolin Amabongo, de Justicia y Paz, como Sor Marie-Bernard, de Caritas, han subrayado la necesidad de que los gobiernos europeos presionen a la clase política congoleña, ya que “cada campo apuesta por la victoria y tememos que se produzca un escenario similar al de Costa de Marfil”. De hecho la precampaña ha estado marcada por incidentes que no presagian nada bueno. Se han incendiado sedes de partidos y locales de alguna televisión de la oposición y algunas manifestaciones han terminado con enfrentamientos con la policía.
Kris Berwouts, director de EurAC, red de ONG europeas, comparte esta preocupación y se pregunta si el gobierno congoleño podrá gestionar el potencial de violencias ligadas a las elecciones, al mismo tiempo que se interroga sobre la transparencia de las mismas. Insiste el señor Berwouts en la necesidad de que haya un número suficiente de observadores bien formados para garantizar la buena marcha del proceso electoral y unos resultados incontestables.
Otra condición indispensable es que los representantes de la sociedad civil y los medios puedan trabajar correctamente, dado que empiezan a ser objeto de intimidaciones cada día más fuertes. Monseñor Ambongo insiste: “No pedimos un aplazamiento de las elecciones, pero sí exigimos la puesta en pie de un marco o mecanismo acordado capaz de decidir si las condiciones de transparencia se han reunido y aplazarlas si hay consenso; deseamos que se produzca una implicación de los gobiernos europeos en este asunto”.
(A partir de informaciones de L’Avenir Quotidien 25/10/2011)
Resumen y traducción de Ramón Arozarena.