Las polémicas elecciones presidenciales de Burundi se celebraron ayer, 21 de julio, tras una semana de retraso. Durante la víspera se escucharon disparos y explosiones de granadas, pero no se produjo ataque alguno a la población civil.
El miedo y la tensión se perciben claramente en el país. Quedan pocos periodistas independientes y se hace difícil encontrar información independiente y veraz. Se ha podido observar que muchos de los que votaron se quitaban los restos de tinta de los dedos para no ser identificados como votantes. La mayoría de jóvenes están cansados de esta situación y ni siquiera buscan a otro líder específico, sólo desean estabilidad para sus familias. Según las declaraciones de Bertrand Muheto, comediante y opositor a Nkurunziza, la participación electoral habría sido escasa.
Para Pascal Nyabenda, miembro del partido gobernante CNDD FDD, y exgobernador de Bubanza, uno de los principales objetivos es terminar con la violencia y proporcionar estabilidad al país “mediantes sus leyes” y que el futuro de los militares y periodistas participantes en el golpe de estado sea decidido “por el sistema judicial”.
Claudia Velilla Zuloaga