La situación precaria en la que se encuentra el sistema sanitario de Zimbabue no consigue salir del estancamiento político en el que se encuentra sumido. La huelga que comenzaron los médicos zimbabuenses hace dos meses para mejorar la calidad de la salud pública en el país no ha conseguido la reacción deseada por el gobierno central. El sistema de salud pública en Zimbabue continua siendo extremadamente disfuncional, incluso en los niveles más bajos de atención primaria, en el cual los hospitales se ven obligados a remitir a los pacientes a otros hospitales centrales que se encuentran en aún peores condiciones.
Magombeyi, que ejerce como médico en el Hospital Central de Harare, describió la situación en los hospitales de Zimbabue como un «genocidio silencioso». «Nuestro gobierno es reacio a decir la verdad. Cuando hablamos de lo que está sucediendo, se nos etiqueta como una tercera fuerza que intenta desestabilizar el país». Magombeyi, ha declarado que las actuales condiciones de trabajo de los profesionales sanitarios equivalen a trabajo en condiciones de esclavitud. De igual modo destacó que los hospitales carecen de suministros tan básicos como guantes o vendas y que “los pacientes tienen que comprar y traer sus propios tubos de ensayo». Según Magombeyi, «ni siquiera tenemos paracetamol».
De acuerdo a los doctores zimbabuenses, sus salarios han descendido de los 1.800 dólares mensuales a sólo 80 dólares. Esto ha dejado a los médicos incapaces de mantenerse a sí mismos y a sus familias. Muchos de ellos ni siquiera pueden pagar el transporte. El drástico recorte salarial nunca se comunicó oficialmente a los médicos: la noticia llegó a través de una notificación por SMS.
Se especula que la disminución de los salarios es consecuencia del cambio del dólar estadounidense al dólar del SLBTR, la nueva moneda de Zimbabue. Con el aumento de los precios de los productos básicos en casi un 1.000 %, la economía de Zimbabue se encuentra en su punto más bajo de todos los tiempos, lo que hace que la mayoría de la población no pueda sufragar los gastos básicos de subsistencia.
El racionamiento de la electricidad, con cortes de electricidad de hasta 18 horas, ha causado que muchos pacientes no puedan ser intervenidos quirúrgicamente debido a los cortes de energía. De igual modo, la situación más precaria es para los pacientes que están siendo mantenidos con soporte vital. A todo ello hay que sumarle como el sistema sanitario de Zimbabue depende de 2.000 médicos para una población de 14 millones de personas.
Según denuncian los médicos, ninguno de ellos ha recibido un salario desde que se embarcaron en las manifestaciones contra el gobierno. Magombeyi declaró que el gobierno se había negado a responder a la crisis de salud con algún grado de urgencia. Criticó al Gobierno por eludir la cuestión de la remuneración de los proveedores de asistencia sanitaria.
Fuente: Maverick Citizen
[Traducción y edición, Claudia Durá]
[Fundación Sur]
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