El presidente de Sudán, Omar Al Bashir no se presentará para la reelección, según ha declarado un funcionario de su partido, el NCP, Partido del Congreso Nacional, insistiendo sin embargo, en que “no está sometido a presión” por la oleada de protestas que está afectando al mundo árabe.
“Puedo confirmar 100 % que Bashir no va a presentarse para la presidencia en las próximas elecciones. De hecho dará la oportunidad a personas diferentes para competir por el puesto”, declaró Rabie Abdul Ati.
“Pero no está bajo presión… Esto no es el contexto del cambio que está teniendo lugar en el mundo árabe. Está sucediendo porque la estrategia política del NCP es ampliar la participación”, añadió, refiriéndose a un reunión de las juventudes del partido en el gobierno de Sudán, que tuvo lugar la semana pasada.
Estas declaraciones de Abdul Ati se producen entre nuevos disturbios políticos en el mundo árabe, que ya han derrocado al presidente de Túnez y al presidente del vecino Egipto, y ahora se suceden por toda Libia, que también comparte frontera con Sudán.
Bashir, que llegó al poder en un golpe militar respaldado por los islamistas, en 1989, ganó las elecciones de abril del año pasado, para permanecer en el poder otro mandato de cinco años, a pesar de estar acusado por el Tribunal Penal Internacional, por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Darfur. Después ha sido acusado también de genocidio.
Un líder de la oposición de Sudán ha declarado que estas declaraciones del NCP sobre que Bashir no será candidato en las elecciones de 2015 están directamente relacionadas con la oleada de revueltas populares en la región.
“Creo que esto tiene mucho que ver con el tsunami del poder del pueblo contra las dictaduras en la región”, declaró un líder del partido Umma de la oposición. “Bashir siente que el terreno es muy frágil bajo sus pies y está muy claro que los islamistas están frustrados… saben que el régimen se tambalea y que la situación económica es muy mala”.
El descontento generalizado por la situación económica y política ha provocado protestas esporádicas en el norte de Sudán, desde el pasado mes de enero, pero las poderosas fuerzas de seguridad han mantenido un férreo control en la capital.
Las elecciones del pasado mes de abril de 2010, fueron las primeras multipartidistas desde las que ganó en 1986 el partido que Bashir derrocó con un golpe de estado, pero estuvieron enturbiadas por acusaciones de fraude y el boicot de la oposición.
(Daily Nation, Kenia, 21-02-11)