EL PAPA FRANCISCO HA ARREMETIDO DE NUEVO CONTRA EL ACTUAL SISTEMA ECONÓMICO.

31/03/2014 | Editorial

El 28 de marzo, el presidente B.Obama de EEUU visitó y se entrevistó durante casi una hora con el Papa Francisco. El mismo Obama confesó que las palabras de del Papa tienen mucha fuerza, cuando hablaron del empobrecimiento de gran parte de la Humanidad, de los conflictos bélicos y de otros retos importantes de la sociedad.

Hacía muchos años que no escuchábamos la voz clara y firme de un Papa profeta y que no podíamos ver el testimonio evangélico valiente del Líder máximo de la Iglesia, que viva tan identificado con los marginados.

Con el ejemplo por delante, Francisco habla de lo que vive, de lo que ha vivido siempre. Por eso sus palabras sencillas tienen tanta fuerza. Habla con autoridad y le creemos.

El Papa Francisco ha arremetido de nuevo contra el actual sistema económico, al que considera injusto en su raíz y responsable de los actuales niveles de desempleo al ser incapaz de crear puestos de trabajo, durante una audiencia a los trabajadores de la Aceria de Terni, con motivo del 130 aniversario de la fundación.

“El paro es la consecuencia de un sistema económico que ya no está capacitado para crear trabajo, porque ha puesto en el centro, a un ídolo que se llama dinero”, ha lamentado y se preguntaba: Qué podemos hacer ante el grave problema del paro?

El Papa ha llamado a los sectores políticos, económicos y sociales para que favorezcan una economía diversa, basada en la justicia y la solidaridad, que asegure a todos la posibilidad de desarrollar un trabajo digno. Es la economía del Bien Común.

Este sistema económico no quiere a la solidaridad que asegura a todos un trabajo digno. Por eso para superar esta grave dificultad y paro, hay que usar los instrumentos de la: creatividad y la solidaridad.

Se necesita por tanto la creatividad de empresarios y artesanos valientes que miran al futuro con esperanza y confianza, y también se necesita la solidaridad de todos los miembros de la sociedad, que renuncien a algo y adopten un estilo de vida más sobrio, para ayudar a los que se encuentran en condiciones de necesidad.

“Si falta trabajo, la dignidad del hombre viene herida”, ha alertado, para añadir que los desocupados corren el riesgo de ser maginados sociales y convertirse en victimas de exclusión, porque necesitan la dignidad de llevar el pan a casa. Las personas en paro, sobre todo los jóvenes, pueden caer en el desánimo crónico, o peor, en la apatía. No podemos perder la esperanza al trabajar por un mundo mejor.” (De: Religión Digital. 20.3.2014)

El valor primario del trabajo es el bien de la persona humana, porque se realiza a través de él, con sus actitudes, su capacidad intelectual, creativa y manual. El trabajo no tiene solo una finalidad económica, sino también una finalidad que interese al ser humano y a su dignidad. Este es un desafío que interpela a toda la comunidad cristiana.

En realidad conocemos el camino para humanizar nuestro mundo, poniendo siempre al ser humano en el centro de todas las políticas, en lugar de buscar por encima de todo el poder y del dinero. Pocos líderes públicos parecen estar a esta altura.

Hoy precisamente, despedimos en La Almudena, con el Funeral de Estado, a uno de los políticos más honrados y dedicados al Bien Común de los ciudadanos y a su familia, como es Adolfo Suarez.

Esperemos que los políticos presentes en esta despedida oficial de hoy, sean capaces de aprender de él y de seguir su ejemplo.

Responsables de la talla del Papa Francisco, Desmond Tutu, A. Suarez, Nelson Mandela etc. son una Bendición para su país y para toda la Humanidad.

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