Después de tres días de combates, el ejército congoleño ha recuperado este domingo dos bastiones rebeldes: Kiwanja y Rutshuru. Los rebeldes han anunciado una retirada “sin combatir”. ¿Ha decidido Ruanda dejar de apoyar al M23?
Duro golpe para el M23. En menos de tres días, la rebelión ha retrocedido claramente en el frente del Kivu Norte. El 25 de octubre se abrió un frente en torno al pueblo de Kibumba, a 25 Km al norte de Goma. Las FARDC anunciaron la caída de esta localidad el sábado, algo que desmintieron los rebeldes. La ONU, presente en el sector afirma que se sucedieron los combates y que el M23 seguía resistiendo el domingo. El gobernador provincial, Julián Paluku, que acompañaba a las FARDC en Kibumba, ha anunciado “la existencia de dos fosas comunes” y ha reclamado “una investigación internacional para establecer las responsabilidades y el contenido (de las fosas) con especialistas”.
El segundo frente se abrió el sábado más al norte, entorno a Kiwanja, a 80 km de Goma. El M23 anunció su retirada de Kiwanja “sin combate” y pidió “un alto el fuego inmediato”, amenazando con abandonar las conversaciones de paz de Kampala. Un caco azul tanzano fue matado en los combates de Kiwanja. Radio Okapi, mientras los combates proseguían en Kiwanja, anunció la toma de Rutshuru, importante plaza fuerte rebelde. El domingo a la tarde, Kiwanja y Rutshuru estaban en manos de las FARDC.
¿Cómo explicar las recientes victorias militares de las FARDC, tan ineficaces hasta ahora? Primera razón: el apoyo activo de la Brigada de Intervención de la ONU (FIB) que tiene un mandato ofensivo ha sido decisivo en los éxitos militares congoleños. Segunda razón: la actitud de Ruanda, padrino de la rebelión del M23. Los numerosos informes sucesivos de la ONU sobre las guerras del Kivu han señalado con el dedo a Kigali por su apoyo, ayuda logística en armas, hombres y dinero a las diferentes rebeliones (RCD, CNDP o M23). Runa lo ha desmentido siempre. Pero en Kinshasa se dice que “no hay posible victoria militar rebelde sin la mano de Kigali”. ¿Ha dejado a su suerte Ruanda a los rebeldes? Quizás no del todo, pero Ruanda tiene ante sí una agenda diplomática poco compatible con el apoyo directo a una rebelión. Ruanda tiene un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU y permanece bajo la presión y la mirada de la comunidad internacional. Kigali está bajo el fuego de las críticas y algunos países están poniendo mala cara y congelan la ayuda financiera al país de las mil colinas. Kigali mantiene un perfil bajo, lo que incomoda seriamente a los militares del M23 que desearían enfrentarse y batirse con las FARDC. Por otra parte, la rebelión ha anunciado que desearía que el exgeneral del CNDP, Laurent Nkunda, detenido en Ruanda, regresara al Kivu Norte. Una reclamación apenas disimulada a Kigali para solicitar si no su apoyo, sí al menos el permiso para lanzar una contra-ofensiva. Por el momento el M23 está encajando los golpes…¿hasta cuándo?
Christophe Rigaud
Afrikarabia
(Traducción, Ramón Arozarena)
