Al final, la opción militar se ha impuesto a la voz de la razón y las esperanzas de que algún día iba a haber una solución pacífica a los 22 años de conflicto en el norte de Uganda, ahora no son más que buenos deseos.
El Gobierno de Uganda ha preferido, una vez más, el enfoque militar para acallar al temido líder del Ejército de Resistencia del Señor, LRA, Joseph Kony, pero esta vez con pleno apoyo de otros países de la región de los Grandes Lagos.
Este triste giro de los acontecimientos fue anunciado el día 3 de junio por el portavoz del ejército en Kampala. “Las negociaciones ya no existen, este hombre [Kony] no sabe lo que quiere y nosotros, finalmente, hemos decidido tomar el camino de la fuerza militar”, declaró el mayor Ankunda, quien añadió que Kony está metido en serios problemas, ahora que, por su culpa, las conversaciones de paz entre el Gobierno y el LRA “se han ido a la basura”.
La decisión fue tomada el día 2 de junio, tras la reunión que mantuvieron todos los jefes de seguridad de la región de los Grandes Lagos, mantenida en secreto en Uganda.
El jefe de las fuerzas de Defensa de Uganda, Aronda Nyakairima, presidió esta reunión de alto nivel sobre seguridad regional, a la que asistió el jefe de las Fuerzas de Defensa de la República Democrática del Congo, entre otras autoridades militares de la zona.
Las conversaciones que se habían mantenido en Juba, capital del sur de Sudán, comenzaron en julio de 2006, con Riek Machar, el Vicepresidente del Sur de Sudán, como intermediario. Los primeros resultados fueron la firma de un acuerdo de alto el fuego, en septiembre del mismo año, considerado como la mejor oportunidad que se había producido para terminar con este conflicto. Pero, el día 3 de junio, todos los acuerdos previos que se han ido firmando, se dieron por fracasados, ya que Kony no se ha presentado a firmar el acuerdo en ninguna de las ocasiones estipuladas para ello.
Kony y dos de sus vicecomandantes están buscados por la Corte Penal Internacional de La Haya, por crímenes de guerra que incluyen violaciones, asesinatos y el secuestro de niños. El miedo a ser arrestados ha hecho que nunca se hayan presentado a las conversaciones de Juba.
Una sección del acuerdo de paz que acaba de darse por fracasado, trataba de las maneras en las que Uganda podría impartir justicia de manera interna para los crímenes de guerra y las atrocidades de estos rebeldes, mediante rituales tradicionales de reconciliación y un tribunal especial.
(Angola Press, 04-06-08)