El borrador del informe de la ONU, un mapeo en el que se detallan crímenes cometidos por fuerzas armadas en la República Democrática del Congo, es un inventario de atrocidades cometidas con impunidad durante un periodo de 10 años.
El documento del borrador incluye una lista de 617 “incidentes violentos”, esencialmente masacres, perpetrados en el ex Zaire, ahora República Democrática del Congo, entre marzo de 1993 y junio de 2003.
No se espera que la versión final del informe, cuya publicación se pospuso hasta el 1 de octubre, debido a las protestas de Ruanda, modifique el contenido de los hechos recogidos por la Agencia de Derechos Humanos de la ONU.
Cada uno de los “incidentes” recogidos en el informe “Está basado en al menos dos fuentes independientes, identificadas en el informe”, mientras que se han recopilado y analizado más de 1.500 documentos.
Desde julio de 2008 hasta junio de 2009, los investigadores de la ONU entrevistaron a unos 1.280 testigos y alrededor de 200 representantes de ONG locales, que desvelaron “crímenes que nunca antes habían sido documentados”.
Este documento de 555 páginas no es un expediente jurídico, enfatizan sus autores, sino más bien un inventario riguroso de “los más graves” crímenes de masas cometidos durante este periodo.
Lograr justicia
El informe pretende proporcionar a las autoridades congoleñas suficiente información “para que pueda lograr justicia para las muchas víctimas y combata la impunidad generalizada para estos crímenes”.
El informe se estructura en cuatro partes. La primera trata sobre los años finales del reinado del presidente Mobutu Sese Seko, (marzo de 1993 – junio de 1996). La segunda detalla la primera guerra del Congo, entre 1996 y 1998, en la que combatió Laurent Desire Kabila, y sus ayudantes ruandeses, ugandeses y burundeses.
La siguiente sección se centra en la segunda guerra del Congo, entre agosto de 1998 hasta el asesinato de Kabila, en enero de 2001, en la cual intervinieron hasta ocho ejército extranjeros y 21 milicias rebeldes.
Finalmente, el informe examina la aplicación gradual del alto al fuego, hasta junio de 2003.
El informe dice que ese periodo de 10 años “probablemente constituye uno de los capítulos más trágicos de la historia reciente de la RDC”.
La versión del borrador dice que la gran mayoría de estos 617 incidentes pueden ser calificados de crímenes de guerra, mientras que las varias oleadas de represalias, y campañas de persecución y seguimiento de refugiados” podrían ser calificados de crímenes contra la humanidad.
“Los ataques sistemáticos y generalizados descritos en este informe desvelan una serie de elementos abrumadores, que, si se llegan a demostrar ante un tribunal, serían clasificados como genocidio”.
(Mail & Guardian, Suráfrica, 30-09-10)