La embotelladora de coca-cola en Etiopía, East Africa Bottling Share Company, EABSC, reabrirá su producción en las próximas dos semanas, después de que el Banco Comercial de Etiopía, perteneciente al estado, acordase conceder 1.8 millones de dólares, para la importación de las materias primas básicas que se le habían terminado a la compañía.
La embotelladora carecía de divisas para importar esta materia prima y se vio obligada a apagar sus máquinas, cerrar sus puertas, y enviar a sus 1.000 empleados al desempleo forzoso, quedándose fuera del mercado desde el pasado 12 de marzo.
La sorprendente noticia del cierre de la compañía causó conmoción en el mercado de las bebidas, por temor a la falta de abastecimiento en todo el país, provocando un aumento más de los precios.
La junta directiva de la EABSC se reunió el 17 de marzo de 2009, para discutir el destino de su compañía, y buscar una forma de superar los inconvenientes que asediaban la empresa.
La semana anterior, la compañía había declarado que se había visto obligada a dejar de embotellar las marcas de bebidas de coca-cola, fanta, coca-light, sprite, fanta orange y ananas, y que cerraría la planta porque era incapaz de importar las materias primas necesarias para la producción, debido a escasez de moneda extranjera, una crisis que afecta a todo el país en la actualidad.
Los directivos intentaron sustituir las materias primas importadas por otras producidas nacionalmente, pero no fue posible con todas ellas.
Ni la compañía tenía permitido recibir préstamos de su mayor socio, South Africa Bottling Company, ni podía producir a crédito durante seis meses, como sugirió coca-cola International, porque las autoridades del Banco Central no quieren dejar endeudarse a las empresas del país.
No obstante, el Banco Central de Etiopía ha discutido con la directiva de la compañía embotelladora sobre cómo facilitar la situación, para evitar su cierre, tras lo cual, el presidente del Banco declaró que le habían concedido la cantidad solicitada de 1.8 millones de dólares. “Pensábamos que sólo carecían de las chapas de cierre”, explicó el presidente de la entidad bancaria, “si nos hubieran informado bien de la gravedad de la situación, que carecía de importantes materias primas, como el concentrado, del que depende su propia existencia, podríamos haber intervenido antes”.
Además de los 1.000 empleados de la embotelladora, se estaban viendo afectadas por el cierre otras muchas personas, como los distribuidores, los vendedores, en total otros 150.000 beneficiarios de esta actividad.
(Addis Fortune, Etiopía, 27-03-09)