En el paisaje semidesértico norteño se erige uno de los más importantes monumentos de la tradición cultural maliense, la mezquita de Djnne, considerada un encanto arquitectónico y Patrimonio de la Humanidad desde 1988.
Según diversas guías de viaje, Djenne en la confluencia de los ríos Níger y Bani, presenta una cuádruple importancia: histórica, arquitectónica, etnológica y religiosa. Su fundación se remonta al siglo IX, pero no es hasta XIV en que sobresalió como centro comercial muy marcado por la confesión islámica.
En la historia subsahariana muchas enseñanzas del Profeta Mahoma se expandieron por el accionar de las caravanas que atravesaban el Sahara para introducirse en la franja del Sahel, una región climática menos hostil que el desierto y donde era común el intercambio mercantil entre viajeros y comunidades autóctonas.
Esa ciudad de la que quedan aún construcciones originales de adobe, muestra un sobresaliente conjunto de edificaciones, las cuales ilustran un período histórico significativo también en el ámbito preislámico, es decir, la otrora fastuosa urbe comercial fue puente entre dos dinámica de pensamiento doctrinal.
La propaganda turística contemporánea la define como ‘la ciudad más bella de África’y ‘la típica ciudad africana’, aunque la pancarta publicitaria hace poco énfasis en que tras esas denominaciones existe un sólido aval de muchas centurias acumuladas de cultura y a veces muy poco reconocido.
Esta urbe de adobe se presenta ante el visitante como una revelación del desarrollo humano en su adaptación al medio y cómo el hombre del Medievo saheliano moldeó en un mismo objeto belleza y funcionalidad, y aceptar incluso en ello influencias sudanesas, que se observan también en otros países del Sahel.
A la ciudad de Djenné la atraviesa una amplia avenida y en la parte sur se halla la Plaza del Mercado frente al templo, y su principal característica arquitectónica es la verticalidad de sus construcciones, a la vez que se destacan las fachadas de casas de dos pisos, todo resultado de la explotación del barro.
‘La arquitectura sudanesa es un estilo que se generó en África Subsahariana y abarcó principalmente Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger y en menor medida Ghana y Costa de Marfil’, señala el sitio digital mwiriko.org, y amplia que esa expresión constructiva se valió de una tecnología muy sencilla, y de las manos.
La Gran Mezquita de Djenné resulta una construcción elaborada a base de (bloques) de barro, es una de las más conocidas y se considera el mejor ejemplo de la arquitectura sudanesa en el Sahel, muy favorable además por su integración al paisaje semidesértico de la zona.
Fuente : Prensa Latina
[Fundación Sur]
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