Una disputa por el nombramiento de mujeres como juezas para un influyente tribunal que se encarga de los asuntos de la legislación administrativa en Egipto ha puesto de relieve el sentimiento generalizado de malestar en el país, cuando las mujeres ocupan altos cargos.
El día 22 de febrero, Mohamed al Husseini, el jefe del Consejo de Estado de Egipto, revocó la decisión de su Asamblea General que votó por aplastante mayoría contra el nombramiento de mujeres juezas para el Consejo.
Desde entonces Husseini se enfrenta a una oleada de críticas de los jueces que quieren una reunión de emergencia y algunos han llegado a pedir su dimisión.
La decisión de prohibir a las mujeres ocupar el cargo de jueces en el Consejo de Estado es “anti constitucional, según la jueza Noha al Zeini, de la fiscalía, una de las 42 juezas, entre los 12.000 letrados que hay en el país.
Al Zeini asegura que se sintió sorprendida por la prohibición de que las mujeres ocupen el puesto de juez, pero reconoció que esto es un reflejo de la inquietud de la sociedad cuando las mujeres ocupan puestos de poder. “Muestra el rechazo de la sociedad al progreso de las mujeres”.
A pesar de las medidas para evitar la discriminación sexual, la idea de que el lugar de la mujer está en casa está muy arraigada en la sociedad egipcia.
Un juez explica que la razón es que su trabajo es muy difícil, no apto para mujeres, por las difíciles condiciones de trabajo, ya que los jueces no pueden presidir un tribunal en su lugar de residencia “¿cómo se supone que una mujer pueda abandonar a su marido y a sus hijos para irse a trabajar a otro lugar?”.
La semana pasada, 380 jueces asistieron a la asamblea general del Consejo de Estado, y 334 votaron para que se prohibiese el nombramiento de mujeres para puestos de jueces.
Hasta 2007, cuando 31 mujeres fueron nombradas juezas por decreto presidencial, sólo había una mujer juez en Egipto, un país de 80 millones de habitantes.
(News 24, 25-02-10)