No somos peligrosos, estamos en peligro” y también “Refugiados no es igual a criminales” son algunas de las pancartas que exhibieron los 200 migrantes africanos que protestaron frente a la Knesset y a la oficina del primer ministro en Jerusalén, en contra de la nueva ley de inmigración. El grupo había partido ayer, ayer después de haber escapado del centro de detención en Holot, en el desierto de Negev, cerca de la capital.
Con ellos, también manifestaron decenas de activistas de derechos humanos. Según las versiones proporcionados en tiempo real en las redes sociales, la policía intervino por la fuerza, detuvo a los migrantes presentes y los envió de regreso al centro de detención.
La mayoría de ellos son sudaneses oriundos de Darfur que escaparon del nuevo centro de detención el domingo, y pasaron la noche de ayer en la estación central de Beersheva, luego descansaron en un Kibbutz y finalmente llegaron a Jerusalén en autobuses proporcionados por voluntarios.
Según la nueva legislación, los migrantes son pueden salir del centro durante el día, pero deben regresar al caer la noche. Sin embargo, al estar ubicado en el medio del desierto, Holot es de hecho “una prisión”, según los activistas. La ley también establece que los migrantes indocumentados pueden permanecer hasta un año en esta especie de “limbo”, que no prevé ningún procedimiento judicial. El gobierno, como alternativa, les ofrece una suma de dinero a los que deciden regresar de forma voluntaria.
MISNA