Kenia ha declarado que ha arrestado a 155 hombres de milicias de Somalia y Etiopía, durante una operación de seguridad en el remoto noreste del país, y ha prometido investigar las acusaciones contra su ejército de violación y tortura.
El gobierno envió cientos de soldados al distrito de Mandera, la semana pasada, para intentar acabar con el conflicto entre clanes por el control de los recursos del pasto y el agua en la árida zona que bordea con Etiopía, Somalia y Kenia.
Grupos de derechos humanos aseguran que los soldados keniatas aterrorizaron a la población, torturaron a decenas de sospechosos, dejaron malheridas a cientos de personas y violaron a las mujeres.
El Ministro de Seguridad Interna ha declarado que el gobierno se vio obligado a intervenir en el conflicto entre las comunidades Garreh y los Murulle, ya que habían entrado en escena combatientes extranjeros y el mes pasado habían muerto 23 personas. La operación, según el ministro, fue un éxito, detuvieron a 155 personas de milicias extranjeras de Somalia y Etiopía, que estaban involucradas en los enfrentamientos “y por eso tuvimos que enviar a nuestros soldados, para apoyar a la policía local”, aseguró el ministro que además prometió investigar los abusos de derechos humanos que se hayan podido cometer.
La vasta región del noreste de Kenia está principalmente habitada por pastores nómadas. Los habitantes de la zona se sienten tan abandonados que algunas veces alguien pregunta a los visitantes “y ¿cómo es Kenia?”.
La región tiene una larga historia de conflictos, de ataques cruzando la frontera, disputas entre los clanes y la guerra Shifta, en los años 60, cuando el gobierno aplastó al movimiento secesionista pro somalí.
Los etíopes detenidos han sido trasferidos a su país, pero los somalíes siguen detenidos en Kenia. La operación también incautó 130 rifles de asalto, 6 bombas, 620 detonadores y 1.051 series de munición.
(Shabelle News, Somalia, 06-11-08)