El Dr. Abu Bakarr Karim, ministro de Forestal, Agricultura y Seguridad Alimenticia obtiene beneficios económicos de una de las “talas más horrendas y ruines que Sierra Leona ha visto nunca”.

En las regiones del este y norte del país el desempleo juvenil, la cada vez más degradante pobreza y la falta de alimentos se han convertido en las principales armas del ministro para el control de la población. Las comunidades leonesas que viven en estas condiciones se han visto obligadas a “ceder” sus tierras a las empresas de tala chinas y vietnamitas, quienes, sin los permisos o la documentación pertinente, gozan de la protección de las fuerzas de seguridad del Estado. Como parte del intercambio de favores, el ministro Bakarr Karim recibe grandes compensaciones económicas de la posterior venta de la madera del país.

Los trabajadores de estas compañías, según ha descubierto la investigación de James Fallah- Williams, trabajan en condiciones muy precarias, así como de manera continuada durante el día y la noche. Para poder forzar el cuerpo de los trabajadores, las compañías les suministran, cuando no fuerzan a tomar, drogas psicodélicas, así como kush (marihuana), tramadol y alcohol.

El paisaje resultante es devastador. El carácter indiscriminado de la tala se ha llevado por delante cientos de árboles centenarios, parte de la historia y cultura del país.

En esta línea, la fauna de Sierra Leona ha sufrido un impacto gravemente perjudicial. La desaparición de árboles de gran altura han puesto en peligro la reproducción de especies como las aves rapaces. Asimismo, el sonido incesante de las motosierras ha causado la huida de cientos de ciervos. Estos animales se han convertido en la presa fácil de la caza furtiva. De la misma manera, las ardillas voladoras han perdido su hábitat y los pangolines están siendo cazados por el alto valor de sus escamas en el mercado internacional.

Por otro lado, la tala ha provocado la contaminación de los ríos y lagos circundantes a la zona de actividad ilegal. La alta concentración de químicos ha hecho el agua inhabitable, causando un descenso, e incluso desaparición, de las oportunidades de pesca para las comunidades locales. Los pescadores han denunciado cómo en muchas ocasiones han vuelto a sus hogares con las manos vacías.

En 2019, el ministerio prometió la creación de unas delegaciones regionales en materia ambiental, social y de género cuya función sería el monitoreo e información acerca de todos los proyectos subcontratados dentro de su jurisdicción. Sin embargo, como el tiempo ha demostrado, estas figuras nunca llegaron a establecerse o existir o forman parte también de la trama del ministro Bakarr Karim.

Una de las principales paradojas que la investigación ha revelado es cómo todas las personas responsables del gobierno y las instituciones piden ser llamadas por sus títulos de doctor/a o profesor/a. Paralelamente, son estas propias autoridades quienes “roban la comida destinada a alimentar a niños y niñas indigentes en los colegios, y la venden para su propio beneficio personal”.

El ministerio Forestal, de Agricultura y Seguridad Alimenticia “es uno de los más corruptos del país”, así como el principal motor de la catastrófica crisis alimentaria que atraviesa Sierra Leona. En palabras de James Fallah-Williams, “esta es la destrucción ecológica y medioambiental más cruel que Sierra Leona ha presenciado en su historia”.

Fuente: The Sierra Leone Telegraph – James Fallah-Williams y Abdul Rashid Thomas

[Traducción y edición, Araceli Guerrero García]

[CIDAF – UCM]

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