“Nos alegramos por el hecho de que las manifestaciones se llevaron a cabo con calma y con gran responsabilidad de los participantes. Lo que salió a las calles fue un verdadero rio humano. La jornada del sábado fue la del advenimiento de un movimiento ciudadano muy significativo”, dijo monseñor Paul Ouédraogo, presidente de Caritas Burkina Faso, mientras hablaba con la MISNA sobre los acontecimientos sociopolíticos del fin de semana Uagadugú y Bobo Dioulasso, la segunda ciudad del país.
“Un evento que tiene que empujar a todos a abrir un espacio para el diálogo, a sentarse en la misma mesa para encontrar soluciones negociadas y un compromiso”, dijo el presidente de Caritas. Para el entrevistado, en Burkina Faso, en el contexto actual, se necesita un “despertar patriótico” para “preservar la paz”, pero también para “seguir consolidando los logros democráticos”, mediante la prohibición de la “violencia sin sentido”.
Para la prensa burkinesa, por unanimidad, la protesta nacional convocada por la oposición dio lugar a una “movilización histórica”, además de haber sido un “test político” y una “demostración de fuerza” contra el longevo presidente Blaise Compaoré, quien gobierna desde 1987. Lo que varían son las cifras de las manifestaciones. Según la policía, 10.000 personas asistieron a la marcha en la capital, mientras que los organizadores informaron de 250.000 ciudadanos en Uagadugú y otros 500.000 en otros lugares del país.
El motivo de las protestas populares es la creación “forzada”, el año pasado, del Senado, la segunda cámara del Parlamento, con altos costos de gestión, así como “institucionalmente inútil”, según sus detractores. Desde hace meses la oposición, la sociedad civil y los líderes de varias religiones también expresaron “temor” por una posible modificación del artículo 37 de la Constitución, que derogaría el límite del número de mandatos presidenciales y allanaría el camino para una tercer candidatura de Compaoré para las elecciones de 2015
MISNA