Médicos del Mundo ha celebrado hoy jueves 3 de marzo, en París, una jornada de debate sobre el derecho al aborto en África. El objetivo: tratar de evitar los embarazos no deseados y sobre todo evitar que las mujeres se vean obligadas a abortar ilegalmente.
En el continente africano, cuatro países permiten el aborto. En muchos otros, existen condiciones más o menos estrictas y en once países, está totalmente prohibido interrumpir un embarazo.
También existe una gran desigualdad en el aborto: los que disponen de medios económicos son bien atendidos en un entorno médico. Los demás deben contentarse con otros métodos, mucho menos seguros.
Más de seis millones de abortos se producen en África cada año y sólo el 3% de ellos se lleva a cabo en condiciones seguras para la mujer. Quienes no tienen esa oportunidad y no son tan afortunados deben recurrir a sanadores, tomar pociones o encargarse ellas mismas de interrumpir su embarazo. En estos casos, hay un alto riesgo de sangrado, infección y complicaciones.
Los charlatanes y curanderos no son competentes
En Costa de Marfil, donde está prohibido el aborto, el diputado y médico Augustin Sawouré Dougrou, está actualmente trabajando en la redacción de una ley que legalizaría el aborto en casos de violación, incesto y alta pobreza la madre. «Es cierto que está prohibido, pero si las mujeres “no necesitan” su embarazo, acudirán a todos los medios a su alcance para abortar, por lo general charlatanes y curanderos que no son competentes en la materia, declaró Augustin Sawouré Dougrou. Encontramos bebés en la basura, abandonados en las aceras. Hay que decir francamente: sí, hay que legalizar el aborto.
El peso de la Iglesia
La ONG Médicos del Mundo lleva a cabo misiones de sensibilización y difusión en algunos países africanos, como la República Democrática del Congo (RDC). El objetivo no es promover el aborto, sino plantear el problema de los embarazos no deseados, luchar por la prevención. En la RDC, como en muchos países de África, el peso de la Iglesia es una de las explicaciones a las reticencias contra el aborto o la anticoncepción. «El pastor tiene mucha más influencia que la comunidad o los padres”. Pero ya sea a nivel religioso o comunitario, se cierran los ojos ante este problema y se evita abordar la cuestión.
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