De fútbol y maniquíes

14/09/2021 | Opinión

Los veranos ya no son los oasis de paz informativa que solían. La covid-19, el precio de la energía y la debacle estadounidense en Afganistán nos los han cambiado. Y apenas si los media han tenido tiempo o espacio para mencionar eventos aparentemente triviales, a veces un tanto cómicos, pero que tanto nos enseñan sobre lo que está realmente ocurriendo en un país o en un pueblo determinado. Desde mi perspectiva africana, dos de esos eventos me han llamado la atención. El primero tiene que ver con un presidente africano y su implicación en la Premier League inglesa. El segundo, con maniquíes descabezados.

arsenal_futbol_logo_cc0.pngEl 13 de agosto, en Brendtford (Hounslow, West London), ante los 12.300 espectadores que abarrotaban el pequeño estadio Griffin Park, el equipo local, el Brendtford Football Club, que por primera vez en su historia jugaba en la Premier League, derrotó por 2-0 al Arsenal FC, uno de los equipos de Londres con más historia en su haber (Chelsea, Tottenham, Crystal Palace, West Ham y Watford son los otros, además del recién ascendido Brendtford). Para los forofos del Arsenal, que lleva 17 años sin vencer la Premier League, la derrota era “más de lo mismo”, y casi un millón de mensajes en twitter criticaron la falta de ambición, los malos resultados y el futuro incierto de su equipo. El Arsenal tiene numerosos seguidores en África anglófona, y según The Standard de Nairobi, #ArtetaOut, pidiendo la dimisión del entrenador del Arsenal, el donostiarra Mikel Arteta Amatriain, se hizo viral en Kenia el sábado 14 de agosto. Lo más llamativo sin embargo es que ya a las 11,49 de la noche del 13, a las pocas horas de la derrota, Paul Kagame, presidente de Ruanda, había escrito en su cuenta twitter: “Brendtford mereció vencer y vencieron. Arsenal y sus fans no merecen que nos estemos acostumbrando a esto… ¡¡¡NO!!! Lo digo como uno de los mayores fans del Arsenal. El cambio está tardando demasiado”. El twitter finalizaba así: “NO hay que excusar ni aceptar la mediocridad. Si se forma un equipo es para vencer, vencer y vencer. Así que cuando perdemos… ¡no se debía aceptar de antemano! Estoy seguro de que todos sabemos sobre qué espaldas recae la mayor responsabilidad. ¡¡¡Espero que también ellos lo sepan y lo acepten!!! Fin”.

¿Poco diplomático el que un presidente africano muestre tanto enfado por la derrota de un club ubicado a 9.950km de la capital de su país? Tal vez, si detrás de esa reacción no existieran también motivos crematísticos. Desde 2018 el gobierno ruandés esponsoriza al Arsenal de Londres con 10.000.000 de libras anuales, para que en las mangas de sus camisetas aparezca la inscripción “Visit Rwanda”. ¿Escandaloso el que un país muy pobre ayude a un club europeo muy rico? El gobierno ruandés lo ve más bien como una inversión que se está amortizando con el incremento de turistas que visitan Ruanda. Aunque también se podría entender, –es el punto de vista de algunos críticos de Kagame–, como un ejemplo del modo de actuar de un régimen neoliberal que busca, aparentemente con buenos resultados, el progreso económico del país… excepto que ese progreso aprovecha tan sólo a una minoría, la de aquellos que comulgan con la ideología de su presidente.


Kano State moves to ban mannequin heads

El Estado de Kano decide prohibir las cabezas de los maniquíes” es el segundo evento aparentemente trivial que me llamó la atención este verano. Lo publicó el 16 de agosto The Daily Times de Lagos (Nigeria), y apareció igualmente en el boletín de noticias de la BBC. “Con sus cabezas, los maniquíes parecen realmente humanos, y el Islam condena la idolatría”, explicó Haruna Ibn-Sina, jefe de la “hisbah”, la policía encargada de asegurarse de que la sociedad y los individuos cumplen con el mandato de la Sharia de hacer el bien y condenar el mal. Además, siempre según Haruna Ibn-Sina, los maniquíes deben permanecer cubiertos, sin que se note el contorno de los pechos o de las nalgas, porque así lo exige la Sharía. Kano es uno de los 12 estados nigerianos en los que se aplica la ley Islámica a la mayoría musulmana. Pero está claro que en asuntos como el del comercio y el alcohol, o en el caso de los maniquíes “decapitados”, también se aplica a los comerciantes e individuos no musulmanes.

En sus orígenes, la “hisbat-al-suk” (“cuentas del zoco”), era el grupo de magistrados que velaban por el funcionamiento correcto de los mercados (zocos). Instituciones similares existieron en Persia, Roma y Bizancio, así como en Al-Ándalus. Con el tiempo, la hisbah fue adquiriendo una mayor motivación religiosa, comenzó a intervenir también en asuntos no económicos, y se extendió la idea de que todo buen creyente tenía que ser “muhtasib”, encargado de hacer cumplir la Sharia. Un hadiz (que refiere dichos o hechos del Profeta transmitidos por la tradición) dice que «Quien vea el mal y sea capaz de corregirlo con su mano, que lo haga; si no puede, entonces con su lengua; si no puede, entonces en su corazón. Eso es la fe mínima» (Nº 49 en la compilación de Muslim bin Al-Hayyay). Y aunque tradicionalmente, la interpretación de este hadiz ha atribuido al Estado el deber de intervenir y corregir “con la mano”, los integristas modernos mantienen que velar por la fuerza el cumplimiento de la Sharia es obligación de todo buen musulmán. Es uno de los motivos por los que ha aumentado en las redes sociales el interés por consultar a ulemas (sabios) y muftis (jurisconsultos) sobre diferentes aspectos de la vida cotidiana. Así por ejemplo, en askiman.org (sitio web fundado en 2000 por el jurista islámico sudafricano Ebrahim Desai, de tendencia Hanafi Deobandi), un comerciante que quiere vender por internet, pregunta si está permitido fotografiar a modelos para hacer publicidad de su ropa en las redes, o al menos utilizar maniquíes. Esta es la respuesta: “1. No está permitido utilizar modelos masculinos o femeninos para fotografiarlos y hacer publicidad de ropa. 2. No está permitido utilizar un maniquí normal. Se puede sin embargo utilizar un maniquí masculino sin su cabeza”.

El pasado 3 de septiembre, Aliyu Sulaiman, musulmán nigeriano residente en Sokoto, banquero y periodista freelance, escribiendo en Daily Trust (Abuja), tachó de ridícula, perniciosa y pérdida de tiempo la decisión de la KSHB (Kano State Hisbah). Tras constatar el enorme descontento popular que están generando las iniciativas de la Hisbah, la acusó de molestar sólo a la gente ordinaria y de no preocuparse de los abusos cometidos por las élites políticas y económicas. Y la invitó a desaparecer o a unirse a las otras secciones de la policía que se esfuerzan por combatir las drogas, ayudan a que disminuyan los divorcios y luchan contra el abandono escolar.

Ramón Echeverría

[Fundación Sur]


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Autor

  • Investigador del CIDAF-UCM. A José Ramón siempre le han atraído el mestizaje, la alteridad, la periferia, la lejanía… Un poco las tiene en la sangre. Nacido en Pamplona en 1942, su madre era montañesa de Ochagavía. Su padre en cambio, aunque proveniente de Adiós, nació en Chillán, en Chile, donde el abuelo, emigrante, se había casado con una chica hija de irlandés y de india mapuche. A los cuatro años ingresó en el colegio de los Escolapios de Pamplona. Al terminar el bachiller entró en el seminario diocesano donde cursó filosofía, en una época en la que allí florecía el espíritu misionero. De sus compañeros de seminario, dos se fueron misioneros de Burgos, otros dos entraron en la HOCSA para América Latina, uno marchó como capellán de emigrantes a Alemania y cuatro, entre ellos José Ramón, entraron en los Padres Blancos. De los Padres Blancos, según dice Ramón, lo que más le atraía eran su especialización africana y el que trabajasen siempre en equipos internacionales.

    Ha pasado 15 años en África Oriental, enseñando y colaborando con las iglesias locales. De esa época data el trabajo del que más orgulloso se siente, un pequeño texto de 25 páginas en swahili, “Miwani ya kusomea Biblia”, traducido más tarde al francés y al castellano, “Gafas con las que leer la Biblia”.

    Entre 1986 y 1992 dirigió el Centro de Información y documentación Africana (CIDAF), actual Fundación Sur, Haciendo de obligación devoción, aprovechó para viajar por África, dando charlas, cursos de Biblia y ejercicios espirituales, pero sobre todo asimilando el hecho innegable de que África son muchas “Áfricas”… Una vez terminada su estancia en Madrid, vivió en Túnez y en el Magreb hasta julio del 2015. “Como somos pocos”, dice José Ramón, “nos toca llevar varios sombreros”. Dirigió el Institut de Belles Lettres Arabes (IBLA), fue vicario general durante 11 años, y párroco casi todo el tiempo. El mestizaje como esperanza de futuro y la intimidad de una comunidad cristiana minoritaria son las mejores impresiones de esa época.

    Es colaboradorm de “Villa Teresita”, en Pamplona, dando clases de castellano a un grupo de africanas y participa en el programa de formación de "Capuchinos Pamplona".

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