Apostar y apostarse

9/07/2021 | Opinión

En plena competición europea, viendo cómo aumentan en los equipos nacionales los jugadores de origen africano, no tengo otro remedio que hablar de fútbol. Apenas se practican en África los deportes de invierno (3 pistas de ski en Marruecos, 2 en Argelia, y 1 en Sudáfrica y Lesotho). Tampoco el tenis es muy popular, aunque este 5 de julio la tunecina Ons Jabeur ha vencido en Wimbeldon a la séptima cabeza de serie, la polaca Iga Swiatek, calificándose así para los cuartos de final. África tiene buenos equipos nacionales de baloncesto (Nigeria, Angola, Túnez), pero el deporte por antonomasia sigue siendo el fútbol. Hace ahora dos años mencioné (“Adictos a las apuestas”) la visita a Nairobi del Everton, conocido equipo de la Premier League, y cómo fue derrotado en los penaltis por el Kariobangi Sharks (Kariobangi es un barrio de Nairobi con una población de escasos ingresos). No fue casualidad si el viaje había sido organizado por SportPesa, una plataforma de apuestas deportivas. “Ya es hora de que en Kenia se acabe la cleptocracia de los mil millones de dólares por las malditas apuestas en el deporte”, escribió entonces un periodista en el Finance Uncovered, grupo de investigación con sedes en Londres y Nairobi.

Apostar. En lo de las apuestas, poco ha cambiado en estos dos años. Sudáfrica, Kenia, Nigeria, Marruecos, Botsuana y Ghana siguen a la cabeza en número de apostantes. Todavía una mayoría de gobiernos no han regulado suficientemente la industria de las apuestas. África es el más joven de los continentes, con 200 millones de habitantes entre 18 y 24 años. Ese grupo de edad considera de primera necesidad el poseer un smartphone. Y la industria, que lo sabe, está fomentando de manera agresiva las apuestas online, en ocasiones pasando contratos con las compañías telefónicas para que faciliten un acceso directo a las páginas de apuestas. Se sigue apostando mucho por los equipos de la Premier League inglesa, la Liga española, la Serie italiana y la Bundesliga alemana. Uno de mis recuerdos de Túnez es cómo los “clásicos” (entre Real Madrid y Barcelona) convertían en acalorados adversarios a los numerosos africanos que estudian en el país, forofos de esos dos clubes. “Africans are Sports-Crazy”, se podía leer en un artículo publicado el pasado 11 de mayo en AfricaTopSports, página web togolesa. No más locos en realidad que los “tifosi” italianos, los “fans” ingleses o los “forofos” españoles. Además no creo que en África se apueste tanto como en Europa. En la ciudad española en la que escribo estas líneas, las autoridades han decidido disminuir el número de casas de apuestas, y obligarlas a que se ubiquen lejos de colegios y escuelas. En África, como en Europa, se trata de separar la cizaña de las apuestas del trigo de los deportes, en especial el más popular, el fútbol. Uganda prohibió las apuestas deportivas en 2019 y Kenia legisló sus actividades ese mismo año. Sudáfrica es el país que más se ha esforzado en controlarlas (National Gambling Acts de1996, 2004 y 2008) y en el que ha surgido, por iniciativa de algunas asociaciones locales, un modo nuevo de apostar por el equipo preferido al mismo tiempo que se favorece la práctica del fútbol amateur. Lo describe Terminder Kaur, de la Universidad de Johannesburgo, en “How soccer’s ‘gambling games’ build the sport in South Africa” (Cómo las “competiciones-con-apuesta” están vigorizando el deporte en Sudáfrica), publicado el pasado 27 de junio en The Conversation.

Apostarse. Rawsonville es una pequeña comunidad vitícola y agrícola situada a 87 km. de Ciudad del Cabo, la capital de Western Cape en Sudáfrica, a partir de la cual Termonder Kaur ha llevado a cabo sus encuestas. La South Africa Football Association (SAFA) se encarga de las competiciones oficiales, Liga Premier, Vodacom League (Segunda Division) y Castle League (Regional), pero no se ocupa del fútbol popular, practicado localmente como diversión y desahogo por jóvenes campesinos y trabajadores. Según Termonder se trata de fútbol “no organizado” en cuanto que no futbol_africa_cc0.pngdepende directamente de la SAFA. Presente en toda Sudáfrica, se le conoce como “kasi soccer”, y tiene una larga historia que comenzó en los barrios habitadas por trabajadores negros. Pero los equipos participantes sí que organizan, a su manera, partidos y torneos en los que se apuestan premios en dinero o en género, que recoge el equipo ganador y utiliza en general para financiar viajes y equipamiento, o para reunir la suma que cuesta afiliarse a las competiciones oficiales de la SAFA. Es así como el “saki soccer” popular y el fútbol organizado de la SAFA se fortalecen mutuamente.

Ayudar y ayudarse. También la Liga Española (“LaLiga”) lleva años ayudando al fútbol popular sudafricano, al mismo tiempo que fomenta el interés general por la Liga española, convertida en pocos años en la segunda más seguida, detrás de la Premier inglesa, en TV (SuperSport, cadena sudafricana de deportes, transmite todos los partidos de La Liga Santander), radio y redes sociales. La primera oficina de LaLiga en Sudáfrica se abrió en 2015. Fue tal el éxito que en 2019 tuvo que trasladarse a Sandton, centro financiero y de negocios de Johannesburgo. LaLiga ha colaborado con la SAFA en varios proyectos, algunos con la participación directa de entrenadores españoles. También esponsoriza torneos comunitarios como los KwaMahlobo Festive Games de Soweto, los más populares del país, que suelen tener lugar durante el período festivo de fin de año. “Gracias a la asociación con LaLiga, la calidad del Torneo de KwaMahlobo no ha dejado de crecer en estos cuatro últimos años”, declaró al iniciarse el último torneo (19 de diciembre 2019) el director del mismo Patrick Dlongolo Ntenjwa. A juzgar por las declaraciones de Marcos Pelegrin, director general de LaLiga en Sudáfrica, también LaLiga sale ganando: “Hace cinco años, muchos países ni siquiera podían ver LaLiga y ahora tenemos más de nueve millones de seguidores en las redes sociales y cinco socios regionales que nos ayudan a penetrar y expandirnos en nuevos mercados”. La Newsletter de LaLiga (27 de enero de 2021) los menciona explícitamente: Safaricom [el mayor proveedor de telecomunicaciones de Kenia], Big Cola [Bebidas, del grupo peruano AJE], GBFoods (Grupo catalán Gallina Blanca], Hollywoodbets [empresa de apuestas deportivas con sede en Sudáfrica y que también opera en Mozambique, Irlanda y Reino Unido] y M-Bet [Apuestas deportivas en Kenia, Tanzania, Zambia y Sudáfrica]. Es evidente que el deporte/negocio organizado sigue sin querer, o sin saber, cómo deshacerse de las empresas de apuestas deportivas.

Ramón Echeverría

[Fundación Sur]


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Autor

  • Investigador del CIDAF-UCM. A José Ramón siempre le han atraído el mestizaje, la alteridad, la periferia, la lejanía… Un poco las tiene en la sangre. Nacido en Pamplona en 1942, su madre era montañesa de Ochagavía. Su padre en cambio, aunque proveniente de Adiós, nació en Chillán, en Chile, donde el abuelo, emigrante, se había casado con una chica hija de irlandés y de india mapuche. A los cuatro años ingresó en el colegio de los Escolapios de Pamplona. Al terminar el bachiller entró en el seminario diocesano donde cursó filosofía, en una época en la que allí florecía el espíritu misionero. De sus compañeros de seminario, dos se fueron misioneros de Burgos, otros dos entraron en la HOCSA para América Latina, uno marchó como capellán de emigrantes a Alemania y cuatro, entre ellos José Ramón, entraron en los Padres Blancos. De los Padres Blancos, según dice Ramón, lo que más le atraía eran su especialización africana y el que trabajasen siempre en equipos internacionales.

    Ha pasado 15 años en África Oriental, enseñando y colaborando con las iglesias locales. De esa época data el trabajo del que más orgulloso se siente, un pequeño texto de 25 páginas en swahili, “Miwani ya kusomea Biblia”, traducido más tarde al francés y al castellano, “Gafas con las que leer la Biblia”.

    Entre 1986 y 1992 dirigió el Centro de Información y documentación Africana (CIDAF), actual Fundación Sur, Haciendo de obligación devoción, aprovechó para viajar por África, dando charlas, cursos de Biblia y ejercicios espirituales, pero sobre todo asimilando el hecho innegable de que África son muchas “Áfricas”… Una vez terminada su estancia en Madrid, vivió en Túnez y en el Magreb hasta julio del 2015. “Como somos pocos”, dice José Ramón, “nos toca llevar varios sombreros”. Dirigió el Institut de Belles Lettres Arabes (IBLA), fue vicario general durante 11 años, y párroco casi todo el tiempo. El mestizaje como esperanza de futuro y la intimidad de una comunidad cristiana minoritaria son las mejores impresiones de esa época.

    Es colaboradorm de “Villa Teresita”, en Pamplona, dando clases de castellano a un grupo de africanas y participa en el programa de formación de "Capuchinos Pamplona".

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