Las naciones ricas deben dar más dinero para ayudar a la empobrecida República Democrática del Congo a preservar la segunda selva tropical más grande del mundo, según el Ministro de Medioambiente del país africano.
La industria de la madera y la limpieza de la selva para preparar los campos de cultivos se están comiendo la cuenca del Congo, hogar de más de un cuarto de la selva tropical del mundo, a un índice de más de 800.000 hectáreas por año.
El Ministro de Medioambiente, Jose Endundu, ha declarado que quiere reducir a 15 millones de hectáreas, los 20 actuales que destruyen las compañías madereras, pero para ello necesita la ayuda de los países ricos, para reemplazar la pérdida de ingresos que ello supondría y fomentar el desarrollo en la región. “No podemos ser los únicos que preservamos, mientras otros contaminan. La pobreza y la miseria también son enemigos de la selva tropical”, ha declarado.
La semana pasada, un grupo de países donantes liderados por Gran Bretaña y Noruega lanzaron un fondo de 200 millones de dólares para preservar la Cuenca baja del Congo, para ayudar a monitorizar la depredación de la selva y ayudar a encontrar alternativas viables. El ministro, aunque agradeció la iniciativa del Fondo, recuerda que no es suficiente.
El próximo mes, el gobierno del Congo empezará a evaluar las 156 licencias de compañías madereras para operar en su selva, la mayor parte de las cuales se acordaron durante la guerra de entre 1998 y 2003, con el corrupto Gobierno de transición. Se espera que muchas de ellas se cancelen, y se van a poner en práctica unos nuevos contratos que prevengan esta rampante deforestación.
(IOL, 25-06-08)