La reunión de alto nivel sobre seguridad alimentaria mantenida, a principios de esta semana, por mandatarios y representantes de 120 países en Madrid se ha saldado con un nuevo fracaso que ha decepcionado a todos los que, como Manos Unidas, hacen de la lucha contra el hambre su principal objetivo.
Ninguno de los países asistentes, excepto España que actuó como anfitriona, comprometió ni un solo euro para la lucha contra el hambre. El presidente del gobierno, Rodríguez Zapatero, prometió 1.000 millones de euros en los próximos cinco años para luchar contra el hambre. Además, aseguró que el combate contra la pobreza es «más imperioso» que recuperar el crecimiento económico y el empleo en los países ricos.
A Manos Unidas, como ONGD que lucha desde hace 50 años por erradicar el hambre y la pobreza en el mundo, nos sorprende e indigna la pasividad de tantos gobiernos e instituciones ante el que debería ser tratado como el principal de los problemas que afectan a la humanidad.
La tan traída crisis, que indudablemente está haciendo mella en las poderosas economías occidentales, no puede ser una excusa para olvidar unas promesas de ayuda, que parecen haber quedado en meros lavados de cara para muchos países causantes –con sus decisiones políticas y financieras y con su permisividad- de que, a día de hoy, millones de personas pasen hambre.
Desde Manos Unidas exigimos a los agentes implicados ayudas concretas y compromisos que se traduzcan en verdaderas acciones encaminadas a lograr el desarrollo de los países económicamente menos avanzados. Y pedimos informes puntuales sobre el cumplimiento de esos compromisos.
No podemos ni debemos conformamos con vagas promesas cuando sabemos que en el mundo hay casi 1.000 millones de personas sometidas diariamente a la cruel tortura del hambre.
(Manos Unidas, 29-01-09)