Es un límite, pero también un símbolo de paz e integración La nueva frontera entre Burkina Faso y Níger en el área entre Tong-Tong y Boutou – donde comenzó la demarcación – no se caracterizó por enfrentamientos armados, sino que se logró gracias al derecho internacional.
Los 948 bloques de cemento destinados a marcar la frontera entre los dos países se colocarán a lo largo de los 630 kilómetros de frontera, después del fallo de la Corte Internacional de Justicia de abril de 2013. Una sentencia que ambos estados habían solicitado – y aceptado – el año anterior ante la falta de un acuerdo sobre la interpretación del documento de 1927 que marcaba las líneas de separación entre las entonces colonias francesas de Níger y el Alto Volta (antiguo nombre de Burkina Faso).
La solución pacífica de la disputa fue recibida con satisfacción por Aguibou Diarrah, director del “programa fronteras” de la Unión Africana, y explicó que es un ejemplo de la manera de “ir más allá de las cicatrices de la época colonial”. Sin embargo, la importancia del acuerdo no es sólo simbólica, teniendo en cuenta que, además de las cinco localidades de Burkina Faso que ahora pasarán al territorio de Níger, una disputa también podría haber afectado a los pueblos nómadas que se desplazan en la zona fronteriza.
MISNA – fFundación Sur