El papa Francisco escribió en 2022 un libro, titulado: “Os ruego en nombre de Dios. Por un futuro de esperanza”. Los 10 Ruegos que presenta, van totalmente en la línea de los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible.
Si la humanidad ha provocado la situación actual de hambre, invasiones, terrorismo, crisis climática y abusos de poder con las personas más vulnerables, es también la misma humanidad la que puede y debe construir una renovada sociedad solidaria.
En primer lugar, debemos situar a cada ser humano en el centro de atención y cuidado mutuo. El ver como los soldados en la guerra civil del Sudán abusan cruelmente de niños y niñas, todavía infantes, nos revuelve el corazón. Por eso el papa nos llama primero a terminar las guerras y a cuidarnos mutuamente, desterrando todo abuso, ante todo de personas vulnerables, como son también los inmigrantes, a quienes debemos acoger, proteger e integrar.
En segundo lugar, el papa pide que trabajemos por una política del bien común, evitando todos los discursos de odio, de difamación y de mentiras, y trabajando juntos por una gestión justa y ética de todos los recursos disponibles. Esto implica que se promueva y anime la participación de las mujeres en todas las tareas de la sociedad. También los jóvenes requieren una mayor integración en todos los niveles de la comunidad.
“Los malos frutos son las palabras violentas, falsas, vulgares, mientras que los buenos frutos son las palabras justas y honestas que dan sabor a nuestros diálogos”, nos decía el papa Francisco desde el hospital, el domingo día 2 de marzo. Como conocemos a los arboles por sus frutos, así conocemos a las personas por su comunicación y por sus obras.
En el contexto actual, cuando escuchamos diariamente “broncas políticas”, sesiones parlamentarias lamentables, y algunos medios de comunicación fundamentalistas, que siembran división, antagonismo y confrontación, nos damos cuenta de la capital importancia que tiene la calidad de nuestra comunicación, en nuestras familias, comunidades, sociedad, países y pueblos del mundo para construir una buena convivencia en nuestra casa común.
En tercer lugar, el saqueo de los recursos naturales y minerales de los países africanos, sobre todo, debe convertirse en nuevos acuerdos de cooperación, donde todas las partes y ciudadanos salgan beneficiados. Esta nueva esclavitud o colonización debe terminarse, y aquí tanto la UA, como la UE y los gobernantes fuertes, así como las empresas poderosas, tienen la obligación de colaborar para una justa distribución de los beneficios. En esta línea, las altas deudas impuestas a los países africanos deben ser resultas de una forma justa y solidaria.
Necesitamos la sabiduría de tantos líderes nobles y justos de nuestra sociedad y de nuestra época, como Nelson Mandela, Mahatma Ghandi, Martin Luther King, Wangari Maathai, Hadijatou Mani, Ellen Johnson-Sirleaf, Nkosazana Dlamini-Zuma, etc., porque creyeron en la bondad de corazón y del ser humano, que, aunque es capaz de odiar, está hecho para amar.
Nadie nace “odiando”, esto se aprende. Y si podemos aprende a odiar, mucho más fácilmente podemos aprender a amarnos y cuidarnos mutuamente.
Por tanto, ni la situación actual, con excesiva violencia ciertamente, puede desanimarnos y hacer que perdamos la esperanza, porque estamos creados para cuidarnos mutuamente trabajando juntos por una convivencia más fraterna. Contamos con los talentos y recursos necesarios para construir un mundo más humano y feliz.
Lázaro Bustince
CIDAF-UCM.