El Gobierno de Camerún ha admitido que tres miembros de sus fuerzas armadas participaron en el asesinato de 13 civiles, entre ellos 10 niños, en la zona anglófona del país el pasado febrero. Previamente se había negado que el ejército estuviera involucarado en los asesinatos de la región, donde los separatistas de habla inglesa mantienen una lucha contra las fuerzas gubernamentales desde 2017. La masacre tuvo lugar el 14 de febrero en la aldea de Ntumbo, en la región noroeste de Camerún, con un desanlace de 23 muertos, entre ellos 15 niños. Naciones Unidas se refirió a este acontecimiento como «un episodio impactante de la crisis que ha afectado a las regiones del noroeste y suroeste del país durante los últimos tres años». Además, aseguró que nueve de los niños eran menores de cinco años y que dos de las víctimas eran mujeres embarazadas.
En un comunicado leído a través de la radio estatal el martes, la oficina del presidente camerunés, Paul Biya, confirmó que tres soldados y un grupo de vigilantes irrumpieron en una base separatista, matando a cinco personas, antes de «descubrir que tres mujeres y 10 niños habían sido asesinados» durante el tiroteo. «Superados por el pánico, los tres soldados, ayudados por algunos miembros del grupo de autodefensa, trataron de ocultar el incidente prendiendo fuego», aseguraba el comunicado publicado por la agencia de noticias de la AFP. El ejército aseguró que las muertes se produjeron a causa de la explosión accidental del suministro de combustible durante el enfrentamiento contra los separatistas. Al mismo tiempo, el presidente estableció una comisión de investigación para investigar los asesinatos.
En febrero, uno de los dos principales partidos de oposición del país, el Movimiento para el Renacimiento del Camerún (MRC), emitió una declaración en la que aseguraba: «El régimen dictatorial [y] el jefe supremo de las fuerzas de seguridad y defensa son los principales responsables de estos crímenes». El conflicto entre el ejército camerunés y los combatientes de habla inglesa que buscan formar un estado separatista llamado Ambazonia comenzó tras la represión violenta de una manifestación pacífica que criticaba la marginación social por parte de la mayoría francófona. Varios grupos de derechos han acusado a ambas partes de cometer numerosas atrocidades durante el desarrollo de este conflicto, que ha dejado ya más de 3.000 muertos, ha cerrado numerosas escuelas y clínicas y ha obligado a 700.000 personas a huir de sus hogares.
Fuente: Aljazeera
[Traducción y edición, Patricia Fernández Blanco]
[Fundación Sur]
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