El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, ha advertido que una nueva guerra podría estallar entre Eritrea y Etiopía, si la misión de paz de las Naciones Unidas, a la que se ha impedido patrullar por ambas partes de la frontera, se retira completamente.
El informe que Ban Ki Moon ha remitido al Consejo de Seguridad recomienda persuadir a Eritrea para que deje que la ONU pueda volver a patrullar su lado de la frontera. La retirada total, asegura Ki Moon, “podría llevar a un aumento de la tensión en la frontera con el riesgo del resurgimiento de hostilidades, a pesar de las declaraciones de ambas partes asegurando que no tienen intención de volver a empezar la guerra”.
Un contingente de 1.700 soldados de la ONU ha estado controlando la zona buffer de 24 kilómetros de ancho, entre Etiopía y Eritrea, bajo el acuerdo de paz de diciembre de 2000, que terminó con la guerra de dos años y medios entre los dos países. Los dos países del cuerno de África han estado peleando por la frontera desde que Eritrea alcanzó su independencia de Etiopía, en 1993, tras 30 años de guerra de guerrillas.
La tensión entre los dos países permanece debido a la negativa de Etiopía de aceptar la decisión tomada por una comisión internacional de fronteras, en 2002, sobre la demarcación de la frontera, que concede la ciudad de Badme a Eritrea.
Según Ban Ki Moon, los eritreos han obstaculizado los esfuerzos de mantenimiento de la paz con la ocupación de su parte de la zona buffer, la restricción del abastecimiento de combustible a las patrullas de la ONU y la prohibición de los vuelos de helicópteros de la ONU sobre su espacio, desde octubre de 2005. El 11 de febrero, Ki Moon ordenó la retirada temporal de las tropas de la ONU de Eritrea, y ahora sólo quedan en el país 164 soldados, básicamente para vigilar el equipo de la ONU hasta que puedan ser totalmente evacuados. El secretario general de la ONU asegura que Eritrea todavía está a tiempo de reconsiderar su postura.
(Mail & Guardian, 10-04-08)
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