Mientras la violencia aumenta en el campo de refugiados de la frontera de Túnez con Libia, Médicos Sin Fronteras, MSF, expresa su alarma por la situación de los refugiados atrapados en estos campos temporales y expuestos a la violencia.
Cientos de miles de refugiados han pasado por el campo Shousha, desde el comienzo del conflicto de Libia, pero más de 35.000 personas, incluidos más de 1.380 refugiados somalíes, no pueden ser repatriados debido a la situación en su país de origen, y se enfrentan a un futuro incierto.
“Durante los últimos días, hemos visto una escalada progresiva de la violencia, con incidentes que suceden entre grupos de refugiados de diferentes nacionalidades”, afirma Mike Bates, jefe de la misión de MSF. “Están atrapados en el campo, que fue construido como zona temporal y de transición, para quedarse un tiempo indefinido. La mayoría de ellos sienten que están en una situación de estancamiento, sin un futuro a la vista”.
El pasado domingo, 22 de mayo, cuatro refugiados murieron cuando un fuego de origen desconocido se extendió por el campo, durante la noche, destruyendo más de 20 tiendas. Mientras la tensión sigue aumentando, se ha producido más violencia entre refugiados de diferentes orígenes que viven en el campo. Los residentes locales también han estado implicados. El día 24 de mayo, al menos dos personas murieron, y otras muchas resultaron heridas, además de 300 o 400 tiendas quemadas.
Desde principios de marzo, MSF ha estado dirigiendo un programa de salud mental para gente que ha huido del conflicto en Libia, ha realizado más de 9.000 consultas. Mucha gente ha tenido experiencias traumáticas, ya sea como testigos o experimentando directamente violencia en el curso de su huida de Libia, Además, miles de refugiados subsaharianos son supervivientes de persecuciones y malos tratos sufridos en Libia, antes del conflicto.
El conflicto de Libia ha puesto a estas personas en un mayor peligro para sus vidas. Desde que comenzó el conflicto el pasado 17 de febrero, 800.000 personas, principalmente no libios, han huido del país, la mayoría hacia Egipto y Túnez. Miles de ellos han arriesgado sus vidas huyendo hacia el norte, cruzando el Mediterráneo hasta Europa, más de 11.000 han alcanzado la isla italiana de Lampedusa. Más de 60.000 personas también han huido hacia el sur, atravesando el desierto de Níger y más allá.
En una carta abierta del 19 de mayo, MSF alertaba a los líderes de los países europeos implicados en la guerra contra Libia, de la grave situación de los migrantes que huyen del conflicto hacia Europa, y criticó las inconsistentes políticas de inmigración europeas.
“Los últimos acontecimientos en el campo de Shousha ilustran la ausencia de opciones seguras para las personas que huyen de Libia, en particular los subsaharianos, cuya travesía en busca de una vida mejor es como una pesadilla sin fin”, aseguró Bates.
(Shabelle, Somalia, 31-05-11)