En el atentado producido en la capital de Madagascar que nos hicimos eco ayer se desvelan mas datos.
La explosión ocurrió alrededor de las 19:00 en el estadio municipal de Mahamasina, donde se celebraba un concierto gratuito con motivo del Día de la Independencia de esta antigua colonia francesa.
Sin dar ninguna información sobre la investigación en curso, el presidente, Hery Rajaonarimampianina, que se dirigió al hospital para interesarse por el estado de las víctimas, apunta una “pista” política.
«Pueden existir discrepancias entre nosotros. Pero los actos de desestabilización son inadmisibles. Si el líder no os convence no se puede empezar a matar así como así a la población», dijo en una declaración emitida por la televisión nacional.
«Nunca toleraremos los actos de desestabilización. Sobre todo porque no se trata sólo de desestabilización sino de un acto de terrorismo», agregó el jefe de Estado, pidiendo calma a la población.
«No vamos a responder a la violencia con la violencia, sino con la aplicación de la ley tan severamente como sea posible», añadió.
Esa misma mañana se había llevado a cabo un desfile militar en el estadio.
Según el último informe dado por la policía, en el atentado murieron dos adolescentes de 16 y 18 años, y 84 personas resultaron heridas.
El último ataque en Madagascar se remonta al 25 de enero de 2014, cuando la explosión de una granada en la calle causó un muerto y varios heridos. Los autores aún no han sido encontrados y se desconocen las circunstancias del ataque.
Madagascar está tratando de emerger lentamente de un largo período de inestabilidad política, que comenzó en 2009, cuando el alcalde de Antananarivo Andry Rajoelina derrocó al presidente Marc Ravalomanana. A continuación, Rajoelina dirigió un régimen de transición y hubo que esperar hasta finales de 2013 para encontrar una salida a la crisis con la organización de unas elecciones presidenciales ganadas por Hery Rajaonarimampianina.
En mayo de 2015, el presidente fue depuesto por la Asamblea Nacional, pero la decisión fue finalmente rechazada por la justicia malgache.
Los socios internacionales, que huyeron en 2009, están empezando a volver, y la economía, devastada por años de crisis, emerge tímidamente.
Sin embargo, el país sigue siendo uno de los más pobres del mundo. El 90% de la población sobrevive con menos de dos dólares al día, y Madagascar se encuentra en el cuarto lugar, a nivel mundial, en términos de desnutrición crónica.
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Fundación Sur