La población urbana de África alcanza hoy los 500 millones de habitantes, con posibilidades de duplicarse en los próximos 25 años, aunque el fenómeno no viene acompañado de un mayor nivel de ingresos ni inversiones.
El informe Ciudades Africanas: abriendo las puertas al mundo lo atribuye a tres causas: superpoblación, fragmentación en barrios sin una buena conexión y elevados costes de subsistencia.
Así, en la mayoría de las metrópolis de la región subsahariana del continente la vida es, en promedio, 29% más cara que en otras con niveles de desarrollo similares.
La Unión Africana (UA) explica que los productos y servicios cuestan más porque el desarrollo ha sido deficiente, lo que también impacta en que sea gravoso crear empresas y, por lo tanto, trabajos.
De acuerdo con la comisionada de Asuntos Sociales de la UA, Amira ElFadil, no solo la alimentación resulta casi incosteable para los residentes; una vivienda con servicios es 55%más costosa y el transporte, un 42% superior a otras partes del orbe.
En Nairobi, Kenya, con 4,3 millones de habitantes, cuatro de cada 10 desplazamientos se hacen caminando, ya que la gente no tiene coche, la disponibilidad para el traslado suele ser de autobuses informales y no hay caminos más allá del centro de la ciudad, detalló Elfadil.
Esto impide a los trabajadores tomar y mantener el mejor empleo de acuerdo con sus habilidades, o provoca que las personas se instalen en barrios informales con tal de estar más cerca de donde pueden conseguir trabajo.
‘El alto costo de la vida afecta no solo a los hogares, sino también a las empresas, que tienen que pagar salarios más elevados’, afirma el profesor de Relaciones Internacionales, Tadesse Mebratu.
Por ejemplo, a una compañía asentada en la capital de Yibuti cada empleado le cuesta tres veces más de lo que le costaría en la industrial ciudad india de Bombay; y en Dar es Salaam, 20% más que en Dacca, capital de Bangladesh.
‘La necesidad de mayores salarios hace a las entidades menos productivas y competitivas, dejándolas fuera del comercio internacional. Como resultado, los potenciales inversores y socios en la región y el mundo evitan las ciudades africanas’, puntualiza Mebratu.
Lo que África necesita para desarrollarse económicamente es tener entornos ‘más asequibles, conectados y habitables’, en opinión de analistas.
De ahí que los observadores pidan esfuerzos enfocados en la productividad con miras a atraer contratistas, lo cual sería clave en sacar a la población de la pobreza extrema.
‘Sin esto seguirán siendo ciudades locales, cerradas a los mercados regionales y globales, atrapadas en producir solo bienes y servicios comercializados localmente y limitadas en su expansión económica’, manifiesta el comentarista Bilal Derso.
Condiciones que mantienen, a su consideración, el círculo vicioso de la falta de desarrollo y oportunidades para la ciudadanía.
Fuente: Prensa Latina
[Fundación Sur]
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