La tensión en la frontera entre la República Democrática del Congo y Ruanda está aumentando tras un incidente poco claro entre las Fuerzas Armadas de los dos países. La versión de lo acaecido presentada por los dos gobiernos es diametralmente opuesta. Según el portavoz de las Fuerzas Armadas del Congo (FARDC), el teniente coronel Olivier Hamuli, “el sargento Mulanga Kusakala regresaba de visitar a su familia, y mientras caminaba en la zona neutral en la frontera entre los dos países fue secuestrado por tres policías ruandeses, que le arrastraron hacia el territorio vecino”. El lugar del supuesto secuestro sería una calle de entre cinco y siete metros de largo, que marca la frontera. Hamuli pidió la intervención del Mecanismo Conjunto de Verificación (JVM), que vigila la inestable y permeable frontera, para aclarar el hecho. En Goma, capital de Kivu Norte, la gente recibió con indignación la noticia del hecho por considerarlo como una “provocación” por parte de Ruanda.
Por su parte, El Ministerio de Defensa Ruandés, ha comunicado en su página web que el suboficial congoleño fue arrestado porque estaba “fuertemente armado, vestido con uniforme de combate y llevaba equipamiento militar” en el distrito ruandés de Rubavu, ciudad hermana de Goma, y porque “estaba realizando actividades sospechosas”.
Ayer por la tarde, cientos de manifestantes congoleños fueron hasta la zona, lo que obligó a las autoridades a cerrar durante unas horas los dos puestos de control de la frontera entre Goma y Gisenyi, mientras que las FARDC desplegaron refuerzos. En las últimas semanas la confrontación militar y diplomática entre el Congo (RDC) y Ruanda se ha agudizado con la reanudación de los combates entre el ejército congoleño, que recibe el apoyo de la misión local de la ONU (MONUSCO), y la rebelión del Movimiento 23 de marzo (M23), que está activa en la zona desde mayo de 2012. El gobierno de Ruanda acusó al del Congo (RDC) de haber bombardeado deliberadamente el territorio ruandés de Gisenyi y reforzó su dispositivo de seguridad en la frontera, por temor a una “regionalización” del conflicto en Kivu del Norte.
Desde hace meses, en los informes publicados por la ONU y varias ONG, se acusa a Ruanda y Uganda de dar apoyo militar y económico al M23. En Kivu del Norte también está activa la rebelión hutu de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), que es perseguida por el gobierno ruandés por su participación en el genocidio de 1994.
El resurgimiento de las tensiones armadas y diplomáticas han tenido lugar después de que el gobierno congoleño y el M23 reanudaran las negociaciones la semana pasada en Kampala, después de meses de estancamiento y por presión de la comunidad internacional, para que se firme un acuerdo de paz.
MISNA