Están en el suelo, por el aire y en el agua. En pocas palabras, están por todas partes. En Senegal, las bolsas de plástico son parte del paisaje y llevan dañando el medio ambiente desde hace mucho tiempo.
Desde el 4 de enero, una ley que limita el uso de las más utilizadas entró en vigor. Pero en Dakar, el cambio todavía no es visible.
En el mercado de Ouakam en Dakar, todavía están allí, negras, amarillas o blancas. A pesar de la ley, las «mbouss», esas pequeñas bolsas de plástico tan útiles cuando se transportan unos huevos o unos pocos alimentos se están resistiendo.
El joven comerciante Abdoulaye Seye continúa distribuyéndolas, pero su precio ha aumentado, dice: «son muy caras. A veces son incluso difíciles de encontrar en el mercado».
Por otra parte, si la ley está entrando en vigor, los decretos destinados a aplicar y adaptar estas leyes tardan en ser adoptados y hechos públicos.
La Sra. Diallo es comercial. Ella está a favor de la ley, pero como todo el mundo continuará aceptando las bolsas de plástico que dan.
«Si la distribución de bolsas de papel está muy extendida, se vendrá sin bolsa o nos fabricaremos una bolsa y la llevaremos cada vez que vayamos a comprar», explica.
Moussa Wade, desde su puesto tiene unas vistas impresionantes sobre el mercado de Ouakam y sobre una bolsa de plástico negra colgada del cableado eléctrico. Critica la falta de conciencia y apunta a la responsabilidad de la industria. ¿Que les impide hacer bolsas de papel? Los fabricantes también podrían ayudar a imponer la ley. Cuando él era joven las mujeres ponían sus compras en calabazas o cuencos o una solución tan sencilla como las cajas de mano reciclables que se encuentran ahora disponibles en las cajas de las grandes cadenas de supermercados.
allafrica.com
Fundación Sur