Cronología de mi dolor por Argelia y otros relatos contra el olvido, de Souad Hadj-Ali Mouhoub

20/07/2010 | Cultura

Cronología de mi dolor por Argelia y otros relatos contra el olvido recoge sentimientos y recuerdos que la autora quiere compartir con el lector para curarse de una profunda herida que ha permanecido abierta durante mucho tiempo, causada tanto por la guerra de independencia de su país como por los sufrimientos de su pueblo a lo largo de la sangrienta década de los años noventa.

Souad Hadj-Ali Mouhoub

Ha nacido en Argelia en 1955. Licenciada en Filología Hispánica, trabajó Durante varios años como profesora de español en la Universidad de Argel. Reside en Madrid desde junio de 1995 donde trabaja como traductora. Ha publicado algunas de sus creaciones literarias en la revista del colectivo ARFA (Atelier de Recherche sur la Femme Algérienne) y en la revista «Algérie Littérature/Action», editada en París. Su relato «Éramos cinco» forma parte de las creaciones literarias de mujeres recogidas en el libro “De raíz”, del Espacio María Zambrano, publicado en Madrid en 2003 por “Horas y HORAS la Editorial”. Ha traducido del español al francés el ensayo “Imágenes de América” (Images d’ Amérique) de la escritora chileno-argelina Adriana Lassel, publicado en ENAP Editions, Argel 1994.

Eramos cinco

Éramos cinco amigas desenvueltas y gallardas. Bellas, alegres y vivas. Intransigentes con la vida. Exigíamos de ella salud, amor y riqueza pero lo que más anhelábamos era libertad. La mayor de nosotras no alcanzaba los diecisiete años, la menor tenía apenas quince. Vivíamos en un pueblo de la periferia, a unos 20 kilómetros al sur de Argel. Todas en el mismo barrio. Katia vivía en la calle ancha, Rima, en la calle del Árbol. Dalal, en la Travesía de la Luna. Salua y yo, en la calle del abismo. La llamábamos así porque los primeros vecinos contaban que allí la tierra siempre se ahondaba. Y de hecho, la calle estaba siempre ahuecada, incluso después de realizarse en ella obras para arreglarla siempre volvía a su estado anterior. Un conocedor del subsuelo comentó un día que por debajo había un río subterráneo que absorbía la tierra, pero nadie le hizo caso. Sin embargo, hay estudios que han demostrado que todo Argel está construido sobre manantiales y ríos. No hay más que echar un vistazo a los nombres de los barrios de la capital. Casi todos llevan agua dentro. El caso es que mi calle llevaba un nombre oficial, el de un mártir de la guerra de liberación, pero todo el mundo la conocía por la del Abismo. No me gustaba decir que allí estaba mi casa porque cada vez que la nombraba, me parecía que iba a ocurrirme alguna desgracia a mí o a algún familiar o amigo, así que lo callaba.

(Cronología de mi dolor por Argelia y otros relatos contra el olvido. Souad Hadj-Ali Mouhoub. Ed. Anubis. ISBN: 978-84-937782-5-5)

CronologíademidolorporArgelia

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