Serie Grandes Mujeres Africanas: Fatimata M’Baye, por Bartolomé Burgos

28/10/2022 | Crónicas y reportajes

fatimata_mbaye_mauritania_cc0.jpgContexto

Fatimata M´Baye es una mujer mauritana que ha mostrado, a lo largo de su vida, una determinación y un valor fuera de lo ordinario. Nació en 1957, en un poblado del departamento de Kaedi, al sur del país, y se crió en la ciudad de Nuakchot, donde reside. El hecho de haber nacido, crecido y desarrollado su vida profesional en Mauritania es significativo. Mauritania es un país musulmán donde la sharía o ley islámica sigue vigente y donde el Código Penal se interpreta, en gran medida, a partir de la cultura tradicional y de las normas consuetudinarias; una interpretación que no es islámica.

Los derechos humanos en el país han sido y siguen siendo violados. A esto se añade la esclavitud que existe en Mauritania desde tiempos inmemoriales. En parte, el hecho de la esclavitud se explica por la constitución étnica de su población. Los llamados moros blancos y moros negros, de origen Arabo-Bereber, constituyen aproximadamente un 53 % de la población. El resto de los habitantes es de origen oeste-africano y descendiente de esclavos en su mayoría. Aunque la administración francesa decretó el fin de la esclavitud en Mauritania en 1905, y de nuevo fue abolida en 1981, poseer esclavos había sido legal hasta 2007. El gobierno mauritano no se cansa de repetir que la esclavitud no existe en el país, pero según Walk Free Foundation’s Global Slavery Index, en 2018 había en Mauritania 90.000 esclavos, es decir el 2 % de la población.

En este contexto se sitúa la vida de Fatimata M´Baye, mujer y perteneciente al grupo étnico negro-mauritano, que durante siglos ha sido esclavizado por la élite blanca arabo-bereber y sometida a las tradiciones ancestrales patriarcales de su propia gente.

Su lucha

M´Baye se vio forzada a casarse con su tío, de 45 años, cuando ella sólo tenía 12. Fue un arreglo de familia; en realidad era su madre quien debió casarse con su primo, pero éste se ausento y cuando volvió, años después, su pretendida esposa ya estaba casada por lo que, en sustitución, le dieron a la hija de ésta como esposa.

Cuando tenía 20 años ya había dado a luz a tres hijos. Incapaz de soportar los abusos continuos a los que estaba sometida en su propia casa, decidió abandonar a su familia, dejando a sus hijos con su marido; desde entonces sólo pudo verlos ocasionalmente. Se vio juzgada por no estar con sus hijos, pero ella estaba segura de que “mientras estén vivos, sé que un día vendrán a mí”.

Su marido se había opuesto a que continuase yendo a la escuela después del matrimonio, pero la familia, gracias al apoyo de su madre, puso como condición al enlace que Fatimata continuase su escolaridad. Se le permitió ir a la escuela cuando tenía 11 años y terminó el bachillerato a la edad de 25 años. Entre 1981 y 1985 estudió derecho y economía en la Universidad de Nuakchot, capital de Mauritania, y se convirtió en la primera mujer abogada en su país, lo que le ha supuesto trabajar en un clima adverso, ya que de los 300 abogados que hay en Mauritania sólo tres son mujeres.

Actividades

En 1991, Fatimata M´Baye colaboró en la fundación de la Asociación de Derechos Humanos de Mauritania, de la que fue eventualmente presidente a partir de 2006. Su oposición a la opresión y a la esclavitud en Mauritania le acarreó una sentencia de prisión de 6 meses en 1987. En 1998, en colaboración con el entonces presidente de la Organización de Derechos Humanos, redactaron un informe sobre la existencia de la esclavitud en Mauritania como práctica muy extendida. El informe fue difundido por la televisión francesa y, como resultado, ambos fueron arrestados, sin acta de detención. M´Baye fue acusada de pertenencia a una asociación no aprobada por el gobierno y condenada a 13 meses de prisión y a una multa cuantiosa. Gracias a la fuerte reacción de la comunidad internacional, M´Baye fue indultada por el presidente del gobierno.

M´Baye es presidenta del Comité por Los derechos de la Mujer y líder de la Comisión social de la Asociación de Derechos Humanos en Mauritania. Es abogada consultora de varias organizaciones. En 2013, formó parte de la Comisión de las Naciones Unidas, encargada de investigar responsabilidades en el conflicto de la República Centroafricana. La investigación se llevó a cabo en un clima de hostilidad a causa de la violencia reinante. Un informe, que cubría de 2012 a 2015, fue elaborado y entregado al Consejo de Seguridad, en el que se acusaba de crímenes contra la humanidad a todas las partes beligerantes.

En el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas sobre la pena capital, celebrado en 2019, Fatimata M´Baye informó a la asamblea que desde 1987 había en Mauritania una moratoria sobre la pena de muerte, aunque aún se continuaba aplicando la pena capital. Como ejemplo, aludió al caso del bloguero Mohamed Ould Mkheitir, acusado de blasfemia y condenado a muerte en 2016 por el tribunal penal, condena que fue confirmada ese mismo año. La sentencia fue recurrida, pero Mohamed Ould Mkheitir permanece detenido en un lugar desconocido. Otro ejemplo: con frecuencia se condena a pena de muerte a mujeres acusadas de infanticidio.

Fatimata M´Baye se ha opuesto también a una tradición vigente en Mauritania, que consiste en obligar a las niñas a engordar con alimentación forzada, explicándoles que la obesidad las hará más hermosas y más felices. Esta práctica existe sobre todo en las zonas rurales y M´Baye la relaciona con el matrimonio prematuro, ya que con la obesidad impuesta una niña de 15 años aparenta ser una mujer más mayor.

Aunque la militancia de M´Baye se centra en la situación de Mauritania, también ha acusado a la policía francesa de brutalidad contra emigrantes en Francia. Ella misma fue detenida en un aeropuerto francés por haber desafiado a unos policías que maltrataban a un emigrante que expulsaban en el vuelo de Air France en el que ella viajaba. Tanto ella, como un médico que se unió a su protesta, fueron obligados a abandonar el avión y permanecieron detenidos hasta el día siguiente. El motivo de su detención, según la policía, fue “por obstaculizar una expulsión forzosa”. Se les comunicó que permanecerían en custodia durante 48 horas. Durante la detención, M´Baye fue obligada a desnudarse por completo dos veces para investigar si ocultaba algo; un trámite totalmente innecesario, que sólo tenía como objetivo humillarla. Al día siguiente por la tarde fue puesta en libertad sin cargos. También liberaron al médico, a quien ni siquiera habían informado del motivo de su detención.

Reconocimiento

Fatimata M´Baye recibió, en 1999, el Premio Internacional de Derechos Humanos de Nuremberg por su lucha contra la esclavitud y contra la discriminación racial y étnica en Mauritania.

En 2012, Hillary Clinton honoró a M´Baye como héroe por el informe sobre tráfico de personas.

En Marzo de 2016, John Kerry, secretario de Estado de los Estados Unidos, concedió a Fatimata M´Baye el Premio Internacional Women of Courage por su contribución a la protección legal de los derechos humanos en Mauritania y por su compromiso en favor de la dignidad humana.

Fatimata M´Baye comenta:

Yo podría haber nacido blanca, amarilla, mongola, kurda y me hubiera reconocido en cada uno de ellas. Para mí, el valor del ser humano está por encima de cualquier otro”.

Bartolomé Burgos

[CIDAF-UCM]


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Autor

  • Bartolomé Burgos Martínez nació en Totana (Murcia) en 1936. Sacerdote miembro de la Sociedad de Misiones de África (Padres Blancos), es doctor en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma, 1997. Enseñó filosofía en el Africanum (Logroño), en Dublín y en las ciudades sudanesas de Juba y Jartum. Fue fundador del CIDAF (Centro de Información y Documentación Africana) a finales de los setenta, institución de la que fue director entre 1997 y 2003.

    Llegó a África con 19 años y desde entonces ha vivido o trabajado para África y ha visitado numerosos países africanos. De 2008 a 2011 residió en Kumasi, Ghana, donde fue profesor de filosofía en la Facultad de Filosofía, Sociología y Estudios Religiosos de la Universidad de Kumasi. Actualmente vive en Madrid y es investigador de la Fundación Sur.

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