Serie Grandes Mujeres Africanas: Wangari Muta Maathai, por Bartolomé Burgos

9/12/2021 | Crónicas y reportajes

Wangari Muta Maathai (1940-2011), bióloga y ecologista keniana, fue la primera mujer africana que recibió el Premio Nobel de la Paz, y la primera, en África Central y Oriental, en conseguir un título de doctorado.

En su país, Kenia, la llaman «Mama Miti», «la madre de los árboles». Bajo el impulso y los valores del Movimiento “Cinturón Verde”, que ella fundó, las mujeres africanas plantaron en Kenia más de 47 millones de árboles, permitiendo, además, la creación de miles de empleos y fortaleciendo la imagen de la mujer en la sociedad.

Infancia y educación

Wangari Maathai nació el 1 de abril de 1940 en el pueblo de Ihithe, del distrito de Nyeri, en las tierras altas de Kenia, entonces colonia británica. Su familia, de la etnia kikuyu, residía en la región desde hacía varias generaciones. En 1943, su padre encontró trabajo en una finca propiedad de un colono blanco, en el vale del Rift, lo que hizo que la familia se desplazara a esta finca, cercana a la ciudad de Nakuru. Al cabo de cuatro años, su madre, con los niños, volvió a Ihithe, para escolarizarlos, ya que en la finca no había escuela. Su padre permaneció en la finca trabajando. Como en casi toda África, también entre los kikuyu, los padres son reacios a enviar a las niñas a la escuela, por la ayuda que proporcionan en casa. Al parecer, fue su hermano mayor quien convenció a sus padres para que le permitieran ir a la escuela. Comenzó su enseñanza junto al resto de sus hermanos, cuando tenía siete u ocho años de edad. Luego pasó a la escuela intermedia Santa Cecilia, un internado de la Misión Católica en Nyeri, donde permaneció cuatro años. Allí aprendió a hablar inglés con fluidez. Convertida al catolicismo, se interesó por la Legión de María, cuyos miembros intentaban «servir a Dios, sirviendo a los seres humanos». Terminó sus estudios en 1956. La primera de su clase, fue admitida en el Loreto High School de Limuru, entonces la única escuela preparatoria católica de mujeres en Kenia.

Universidad

Gracias a un programa financiado por el entonces senador de los Estados Unidos, John F. Kennedy, obtuvo una beca para estudiar en el Mount St. Scholastica College (Benedictine College, en la actualidad), en Atchison, Kansas, donde se graduó en Biología. Tras obtener su Licenciatura en ciencias, en 1964, estudió la maestría en Biología en la Universidad de Pittsburgh, financiada por el Instituto Africano-Americano. En enero de 1966, Maathai obtuvo su Maestría en Ciencias Biológicas. Acabado el máster, volvió a Kenia, donde obtuvo un puesto de ayudante de investigación de micro anatomía en el Departamento de Anatomía Veterinaria de la Universidad de Nairobi, bajo la supervisión del Profesor Reinold Hofman, quien le animó a continuar sus estudios en Alemania. Pasó un tiempo estudiando en las universidades de Giessen y Munich, y, luego, volvió a Nairobi, donde obtuvo su Doctorado en Anatomía Veterinaria (1970). Fue la primera mujer de África Central y Oriental en obtener un doctorado, la primera mujer Jefa de Departamento (de Anatomía Veterinaria), en 1975, y Profesora Asociada, en la Universidad de Nairobi, en 1977.

Militancia

Su compromiso por remediar las carencias que iba descubriendo la llevaron de un empeño a otro, logrando aunar: feminismo, medio ambiente y desarrollo sostenible, con democracia, derechos humanos y empoderamiento de las mujeres.

Durante el tiempo de enseñante en Nairobi, Maathai promovió campañas a favor de la igualdad de beneficios para las mujeres que trabajaban en la Universidad. Se involucró en diversas organizaciones cívicas, entre otras, en el Centro Ambiental Liason, que intenta promover la participación de organizaciones no gubernamentales en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, llegando a convertirse en su presidenta. Pronto fue germinando su activismo ecologista al constatar que muchos de los problemas de Kenia, y por tanto de sus mujeres, radicaban en la degradación medioambiental. El ecologismo podría ser un modo de lograr un desarrollo sostenible y mejorar los problemas de Kenia. Fue entonces (1977) cuando su feminismo y su lucha por el medio ambiente se dieron la mano. Maathai fundó el Movimiento Cinturón Verde (Green Belt Movement), gestionado por mujeres, para frenar la deforestación que estaba sufriendo Kenia, alentando a las mujeres a recolectar semillas de árboles oriundos de la zona para después crear invernaderos. Posteriormente, esas semillas se utilizaban para plantar árboles. Por estos trabajos las mujeres recibían un estipendio. El movimiento fue clave para avanzar en la emancipación y empoderamiento de las mujeres campesinas.

La Sociedad Noruega de Silvicultura, el Fondo Voluntario para Mujeres de Naciones Unidas y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente apoyaron el movimiento Cinturón Verde que se desarrolló considerablemente gracias a dichas ayudas. La Fundación de Envirocare Ltd., – una empresa dedicada a la reforestación, implicando a ciudadanos comunes en el proceso -, fue también una inspiración y ayuda.

En mayo de 1968, se casó con Mwangi Mathaiy y, poco después, quedó embarazada de su primer hijo. Su tercer hijo nació en 1974 y su marido pidió el divorcio cinco años más tarde; una ruptura que se llevó a cabo de manera agresiva y, en cuyo proceso, su marido llegó a acusarla de crueldad. El salario universitario de Maathai no cubrían sus gastos y el de sus hijos, por lo que ella aceptó trabajar en la Comisión Económica para África a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Este trabajo le imponía continuos viajes a través del continente, por lo que los niños vivieron con su padre hasta 1985.

wangari_maathai_cubierta_libro_unbowed.jpgPolítica

Maathai se percató de que los problemas cotidianos de Kenia (hambruna, deforestación…) tenían relación con los comportamientos políticos. En 1979, poco después de su divorcio, Maathai se presentó para el puesto de presidenta del Consejo Nacional de Mujeres de Kenia; puesto al que fue elegida solo al tercer intento, ya que no gozaba del apoyo del Gobierno, que siguió favoreciendo, con los fondos para ayuda a las mujeres, al movimiento de mujeres campesinas, dirigido por su rival, cercana a Daniel Arap Moi. Desde entonces, Maathai fue reelegida, como presidenta de la organización, cada año, hasta que se retiró en 1987.

En la segunda mitad de los años 80, el Gobierno keniano de Arap Moi se volvió contra Maathai y su Cinturón Verde, y su relación con el régimen fue de lucha continua. El gobierno unipartidista de Moi se opuso a muchas de las opciones del movimiento Cinturón Verde sobre derechos democráticos. Maatha acusó al Gobierno de fraude electoral.

En octubre de 1989, Maathai se opuso frontalmente a un proyecto gubernamental de construcción de un complejo de 60 plantas en el Parque Uhuru. Escribió innumerables cartas, tanto a entidades y persona locales como a internacionales. El Gobierno, a través del Parlamento tomó represalias contra ella, tildando al Cinturón Verde de organización fraudulenta. Además, obligó a Maathai a desalojar su oficina, por lo que el Cinturón Verde se trasladó a su domicilio. Los inversores extranjeros cancelaron el proyecto del Gobierno en enero de 1990.

Dos años después, los nombres de Maathai y otros activistas pro-democracia aparecieron en una lista de personas señaladas para ser asesinadas. Alarmada, Maathai se refugió en su domicilio pero fue detenida por la policía. Bajo presión de los EE UU el Gobierno retiró los cargos. Días después, Maathai y otros activista organizaron una huelga de hambre a favor de la liberación de los presos políticos. La protesta fue disuelta brutalmente por la policía y se refugió en la Catedral, hasta que los prisioneros fueron liberados, a principios de 1993.

Durante ese periodo, Maathai fue reconocida con varios premios internacionales, pero el Gobierno de Kenia no apreciaba su labor. En ese tiempo de protestas, la activista y el presidente Moi viajaron a Río de Janeiro para asistir a la Cumbre de la Tierra. El Gobierno intentó que se impidiera hablar a Maathai; pero fue ella la elegida como portavoz principal de la cumbre.

Democracia

Durante las elecciones de 1992, Maathai intentó unificar la oposición al partido del gobierno, pero fracasó. El partido en el poder, KANU, y el Presidente Arap Moi volvieron a ganar las elecciones. El verano de 1998, Maathai se enteró de un plan del Gobierno para privatizar grandes áreas de tierra pública en el Bosque Karura, en las afueras de Nairobi, y darlas a sus partidarios políticos. Maathai, junto a numerosos manifestantes, protestaron públicamente. La protesta fue aplastada por grupos violentos, ante la pasividad de la policía. El brutal ataque, que produjo varios heridos, había sido filmado y el suceso provocó indignación internacional y local. Apoyadas por estudiantes, las protestas continuaron hasta que, en agosto de 1999, el Presidente anunció que prohibía cualquier adjudicación de tierra pública

En las elecciones de 2002, en el distrito electoral de Tetu, Maathai fue elegida al Parlamento, como candidata de la Coalición Nacional Arcoíris, – que finalmente logró unificar a la oposición -, con un 98% de los votos. La Coalición Arcoíris derrotó al partido en el poder (Unión Nacional Africana Keniana). Como miembro del Parlamento, Maathai ejerció como ayudante del ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales durante el gobierno del presidente Mwai Kibaki, entre enero de 2003 y noviembre de 2005.

Premio Nobel de la paz

En 2004, se concedió a Maathai el premio Nobel de la Paz “por su contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz… «La paz en la Tierra depende de nuestra capacidad para asegurar el medio ambiente. Maathai se sitúa al frente de la lucha en la promoción del desarrollo económico, cultural y ecológicamente viable en Kenia y en África»

El Premio Nobel impulsó a Wangari Muta Maathai a crear la Iniciativa Mujeres Nobel para apoyar y hacer visible la lucha por la paz, la justicia y la igualdad, con las también galardonadas con el prestigioso premio: Rigoberta Menchú, Jody Williams, Mairead Corrigan y Shirin Ebadi.

El 28 de marzo de 2005, Maathai fue elegida la primera presidenta del Consejo Económico, Social y Cultural de la Unión Africana. Maathai participó en la Junta de Consejo Eminente de la Asociación de Parlamentarios Europeos con África, hasta su muerte, acaecida el 25 de septiembre de 2011, debido a complicaciones derivadas de un cáncer de ovarios.

Premios y galardones:

Entre 1984 y 2011 le fueron concedidos 26 galardones; el principal fue, sin duda, el Premio Nobel de la Paz. Pero también cabe mencionar:

  • El Premio al Sustento Bien Ganado (1984)
  • Premio Goldman para el Medio Ambiente (1991)
  • Premio Liderazgo Africano del Proyecto para el Hambre (1991)
  • Premio Internacional al Liderazgo Femenino Jane Addams (1993),
  • La Medalla de Edimburgo (el mismo año)
  • El Grand Cordón de la Orden del Sol Naciente de Japón (2009)
  • La Medalla del Canciller Nichols de la Universidad Vanderbilt (2011):

Premios y galardones después de su muerte:

  • En 2012, un año después de su muerte, la Asociación de Colaboración en materia de bosques instauró el Premio Wangari Maathai paladines del Bosque, para honrar su memoria.
  • El 25 de septiembre de 2013, se le dedicó un pequeño jardín en la Catedral de Aprendizaje de la Universidad de Pittsburgh
  • En 2014, se descubrió una estatua en su honor en el campus Atchinson, en Kansas.
  • Por iniciativa de la Fundación Mujeres por África, el Jardín Botánico de la Universidad Complutense de Madrid le dedicó un paseo donde se plantaron 71 árboles, en honor a los años que tenía cuando murió.

Su legado permanece con más de 40 millones de árboles plantados en toda África y más de 3.000 viveros atendidos por unas 35.000 mujeres. El movimiento Cinturón Verde sigue trabajando por todo el continente africano y sus ideas se expanden por todo el planeta.

Terminamos con unas palabras de Wangari Muta Maathai: “Con este método práctico de plantar árboles, las mujeres se han dado cuenta de que tienen elección real de poder preservar el medio ambiente o destruirlo. Estas experiencias contribuyen al desarrollo de su autoestima y les da un poder mayor sobre sus vidas”.

Bartolomé Burgos

[CIDAF-UCM]


Artículos relacionados:

Serie Grandes Mujeres Africanas: Dra. Helena Ndume

Serie Grandes Mujeres Africanas: Angélique Kidjo

Serie Grandes Mujeres Africanas: Alice Nkom y los derechos LGTBIQ+

Serie Grandes Mujeres Africanas: Tres mujeres africanas para revitalizar el arte negro contemporáneo

Serie Grandes Mujeres Africanas: Saray Khumalo: Montañista

Serie Grandes Mujeres Africanas: Hela Cheikhrouhou: Banquera del clima

Serie Grandes Mujeres Africanas: Fatou Bensouda

Serie Grandes Mujeres Africanas: Vuvu Mpofu y la ópera

Serie Grandes Mujeres Africanas: Theresa Kachindamoto: Contra los matrimonios infantiles

Serie Grandes Mujeres Africanas: Colette Kitoga: “Madre de huérfanos y viudas”

Serie Grandes Mujeres Africanas: Aminata Touré

Serie Grandes Mujeres Africanas: La escritora Chimamanda Ngozi Adichie

Serie Grandes Mujeres Africanas: Elisabeth Domitien, primera mujer primer ministro africano

Serie Grandes Mujeres Africanas: Ellen Johnson-Sirleaf, Presidenta de Liberia y primera mujer Presidente en África

Serie Grandes Mujeres Africanas : Marie-Thérèse y los huérfanos del Congo-Brazzaville

Serie Grandes Mujeres Africanas : Hadijatou Mani Koraou

Autor

  • Burgos, Bartolomé

    Bartolomé Burgos Martínez nació en Totana (Murcia) en 1936. Sacerdote miembro de la Sociedad de Misiones de África (Padres Blancos), es doctor en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma, 1997. Enseñó filosofía en el Africanum (Logroño), en Dublín y en las ciudades sudanesas de Juba y Jartum. Fue fundador del CIDAF (Centro de Información y Documentación Africana) a finales de los setenta, institución de la que fue director entre 1997 y 2003.

    Llegó a África con 19 años y desde entonces ha vivido o trabajado para África y ha visitado numerosos países africanos. De 2008 a 2011 residió en Kumasi, Ghana, donde fue profesor de filosofía en la Facultad de Filosofía, Sociología y Estudios Religiosos de la Universidad de Kumasi. Actualmente vive en Madrid y es investigador de la Fundación Sur.

Más artículos de Burgos, Bartolomé