Serie Grandes Mujeres Africanas: Amira Yahyaoui, por Bartolomé Burgos

4/02/2022 | Crónicas y reportajes

Comienzos

Amira Yahyaoui nació en Túnez, en 1984. Su familia procedía de Ksar Hadada, un pueblecito al sureste de Túnez. Amira, que desde niña militó en favor de los derechos humanos, había tenido en su familia buenos maestros en temas de militancia. Su padre, Mokhtar Yahyaoui, era juez y opositor del gobierno del entonces presidente Ben Alí. Como resultado de un escrito, en el que delataba la falta de justicia en Túnez, fue depuesto y sujeto a arresto domiciliario durante años.

También sufrió persecución un primo suyo, Zouhair Yahyaoui, economista, fundador de la web satírica TUNeZINE. Fue detenido y condenado por sus críticas a la censura impuesta por el gobierno. Pasó un año y medio en la cárcel, donde sufrió tortura y toda clase de humillaciones y privaciones, a las que el respondía con huelgas de hambre. Liberado a finales de 2003, por presiones externas, murió de un ataque cardíaco en 2005. La fecha de su muerte, el 13 de marzo, fue declarada más tarde día nacional por la libertad de internet.

Con tales modelos no es de extrañar que Amira Yahyaoui, a sus 16 años, fuese ya una militante convencida en pro de los derechos humanos. A esa edad comenzó un blog crítico con el régimen de Ben Alí, poniendo en evidencia sus abusos contra los derechos humanos. Pronto sería conocida en Túnez como una activista por la libertad de expresión. Por esta actitud crítica fue vigilada y maltratada por la policía secreta del Estado. Exilada de Túnez a los 18 años, buscó refugio en Francia, donde prosiguió sus estudios, a la vez que continuaba denunciando los abusos del gobierno de Ben Alí y su despotismo.

Las redes

Amira participó desde su exilio en la fundación del blog Nhar 3la 3mmar, que en 2010 se convirtió en factor dominante contra la censura y en favor de la libertad de expresión en muchas ciudades del mundo. Aunque no iba dirigido explícitamente contra el gobierno de Túnez, tuvo un enorme impacto en el país y estuvo vigilada por la policía, que detuvo a varios de sus colaboradores.

amira_yahyaoui.jpgTambién desde el exilio, Amira utilizó su plataforma digital durante la revolución tunecina para concienciar al mundo de los crímenes cometidos por el régimen y pedir a la comunidad internacional apoyo para los participantes en las manifestaciones que, en aquella época, tenían lugar en Túnez.

Al cabo de un largo mes de manifestaciones, en enero de 2011, Ben Alí escapó del país con su familia y obtuvo acogida en Arabia Saudí. El gobierno interino de Túnez emitió una orden de captura acusándolo de robo de dineros públicos. Juzgado en ausencia fue condenado y el gobierno tunecino pidió su extradición a Arabia Saudí, que ignoró la petición. Ben Alí murió en Jeddah, el 19 de septiembre de 2019, a la edad de 83 años.

Militancia y tecnología

Tras el triunfo de la rebelión, Amira obtuvo su pasaporte y volvió inmediatamente a Túnez. En 2012 fundó la ONG Al Bawsala (la brújula) para supervisar los trabajos de la Asamblea Constituyente. Al Bawsala pronto se convirtió en una de las ONG más influyentes en Medio Oriente, usando la tecnología para el progreso social. Su influencia ha sido reconocida con premios de organizaciones internacionales, como el OpenGov Award y el World Summit Award, por su promoción de la transparencia y buena gobernanza y por su vigilancia de las tareas parlamentarias. Las funciones de Al Bawsala son variadas: controla el proceso legislativo del gobierno, promueve la transparencia y la responsabilidad, defiende la libertad individual y la igualdad de género, así como los valores de la democracia.

En 2016, Amira Yahyaoui fue nombrada copresidenta de la Reunión Anual del Foro Económico Mundial, que ese año trataba de la Cuarta Revolución Industrial. Dirigió el foro junto a importantes líderes de grandes empresas. Como conclusión de dicha sesión, el Foro Económico Mundial anunció, en octubre de 2016, la creación, en San Francisco, de su nuevo Centro para la Cuarta Revolución Industrial.

Autocapacitación

Esta mujer, que no tuvo acceso a la Universidad a causa de su exilio y de su dedicación a la militancia, ha conseguido una capacitación personal extraordinaria que le ha sido reconocida de múltiples formas. En 2016, Amira Yahyaoui fue nombrada Young Global Leader, que la hace miembro de una comunidad especializada en lanzar iniciativas innovadoras en el mundo de los negocios; las condiciones de admisión son extremadamente exigentes. También fue nombrada asesora de Amnistía Internacional para Medio Oriente y África del Norte, y miembro del grupo asesor de ACNUR sobre Género, Desplazamiento forzado y Protección.

A estos nombramientos se añaden los numerosos Premios Internacionales con que ha sido galardonada: En 2012 recibió el Premio de liderazgo femenino Vital Voices, que se concede anualmente, para ensalzar a las mujeres líderes en el mundo que se esfuerzan en reforzar la democracia, incrementar las oportunidades económicas y proteger los derechos humanos. Este premio le fue renovado en 2015. La Fundación Chirac le otorgó, en 2014, el Premio por la Prevención de Conflictos. También ha recibido el Norwegian Linderbraeke Award por los Derechos Humanos.

En 2013 y 2014 fue seleccionada por la revista Arabian Business en su lista de Mujeres más Poderosas del Mundo Árabe; y por la revista Jeune Afrique como una de las mujeres africanas más influyentes.

Ese mismo año fue elegida entre los candidatos al Meredith Greenberg World Fellow por la Universidad de Yale, para líderes mundiales en alza.

Nuevas dimensiones

Una vez resueltos los problemas de su país, Amira Yahyaoui ha añadido una nueva dimensión a su militancia. Como ella misma señala: “Siempre supe que no me permitiría tomar otras iniciativas antes de solucionar los problemas en mi propio país; hoy, Túnez es la única democracia árabe en el mundo”.

Amira se siente liberada para emprender nuevas aventuras en favor de la educación cívica, o edtech, según el término utilizado por las nuevas tecnologías. Recientemente ha fundado la startup Mos, (empresa de nueva creación con grandes posibilidades de crecimiento) que asiste a los estudiantes universitarios para encontrar ayudas financieras.

Con su startup espera ayudar a los estudiantes universitarios estadounidenses a reducir sus deudas, y a digitalizar los sistemas anticuados del gobierno, que desalientan a los estudiantes a solicitar ayudas financieras. “Probablemente tuve que trabajar diez veces más para llegar a ser autoeducada, como lo soy ahora”, comenta, “He visto demasiada gente a quienes se le ha negado la posibilidad de educación y, por consiguiente, su futuro ha sido arruinado”.

Su actitud altruista queda claramente expresada en la siguiente declaración:

Yo sé que, si hubiera creado la misma startup como ONG podría haber recaudado 100 millones de dólares; pero busco la transparencia en los negocios. Podemos crear negocios que sean buenos para la gente”.

Con esta intención se ha trasladado a San Francisco, donde su nueva tecnología ha captado la atención de algunos magnates de origen tunecino, con cuya ayuda Mos ha obtenido una primera inversión de 4 millones de dólares, que le permitirán lanzar el producto a un nivel superior. Si Amira Yahyaoui consigue establecer un negocio edtech global se convertirá en modelo del mundo tecnológico.

Bartolomé Burgos

Imagen: Wikimedia-Kfodouop

[CIDAF-UCM]


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Autor

  • Bartolomé Burgos Martínez nació en Totana (Murcia) en 1936. Sacerdote miembro de la Sociedad de Misiones de África (Padres Blancos), es doctor en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma, 1997. Enseñó filosofía en el Africanum (Logroño), en Dublín y en las ciudades sudanesas de Juba y Jartum. Fue fundador del CIDAF (Centro de Información y Documentación Africana) a finales de los setenta, institución de la que fue director entre 1997 y 2003.

    Llegó a África con 19 años y desde entonces ha vivido o trabajado para África y ha visitado numerosos países africanos. De 2008 a 2011 residió en Kumasi, Ghana, donde fue profesor de filosofía en la Facultad de Filosofía, Sociología y Estudios Religiosos de la Universidad de Kumasi. Actualmente vive en Madrid y es investigador de la Fundación Sur.

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