Durante siete días, hemos asistido en Malabo al espectáculo más tonto que los guineanos (Guinea Ecuatorial) hemos visto en mucho tiempo. Obiang lo ha llamado diálogo nacional.
No sabemos qué es lo que esperaba Obiang conseguir con este espectáculo. Solo puedo adelantar por ahora que sea lo que fuera, no lo va a conseguir. Esta vez ha sido demasiado burdo.
Esta mañana he abierto un grifo de mi casa y tras llenar un vaso, he tomado el agua con total seguridad. Estoy en Madrid y acabo de realizar uno de los actos más normales que muchas personas pueden realizar en muchas partes del mundo.
Hace poco he estado en Malabo y no he podido realizar este acto que debería ser normal en la capital de un país que produce desde hace más de 15 años más de 350 mil barriles diarios de petróleo y cuya pluviosidad es una de las más altas del mundo. En Malabo no tenemos agua potable.
Alta pluviosidad y mucha riqueza petrolífera no le han servido para nada al señor que dice ser Jefe de Guinea para que hubiera agua potable en la capital de su Estado de opereta. Tal es su incompetencia y su maldad.
Sin embargo pocos le ganan a la hora de montar espectáculos teatrales o a la hora de mentir.
No hace un mes Obiang publicó un decreto de Amnistía para delitos políticos. Y que se sepa, nadie se ha beneficiado de ese decreto, que además violaba el ordenamiento jurídico del país. Cipriano Nguema fue condenado por un tribunal militar sin garantías, después de haber sido secuestrado en Nigeria violando las leyes internacionales y guineanas. Y Cipriano sigue encarcelado en Black Beach. Solo han sido liberados su prima hermana, que cometió el «error» de enviarle dinero, y la otra mujer del marido de ella, que cometió el «error» de haber pedido a un mago de Benín que intercediera mágicamente para sacarla de la cárcel.
Con razón Amnistía Internacional exigía al dictador que diera la lista de los beneficiarios de esa Amnistía. No hay tal lista. En el decreto se decía que se habían dado instrucciones a los ministerios de seguridad, justicia e Interior para implementar la Amnistía. Por los resultados nulos o bien no ha dado las instrucciones o nadie ha hecho caso a las instrucciones. En cualquier caso nada ha cambiado para los presos políticos.
Económicamente las cosas en Guinea Ecuatorial han empeorado y van a empeorar aún más posiblemente. Obiang y su gente, se cree, han escondido mucho dinero fuera y dentro del país y no pagan a las empresas. Exigen que el Banco mundial libere el fondo para las generaciones futuras y así podrán pagar con ese fondo las obras inútiles que han mandado hacer, de las que además se quedarán con un alto porcentaje de los costes, al ser las empresas constructoras de su propiedad en su mayoría. Obviamente el plan de esta gente es no dejar nada en el país cuando hayan desaparecido.
El diálogo ha sido un fracaso total, por su falsedad absoluta. Esperamos que haya sido una de las últimas tonterías del dictador. Debe marcharse cuanto antes.
Celestino Okenve
