Waris Dirie: un bello rostro al servicio de una gran causa

10/10/2008 | Crónicas y reportajes

Del desierto somalí a las pasarelas de moda

Como muchas niñas del desierto somalí, Waris Dirie creció cuidando cabras y más tarde camellos, yendo de campamento en campamento buscando pastos y agua. De niña no tuvo otros juguetes que los que ella se fabricaba, no fue a la escuela ni aprendió a lee ni a escribir. Su único reloj el sol, Su única maestra, una madre, trabajadora infatigable que era el corazón y alma de la familia. Además de criar a los hijos, alimentarlos y curarlos trenzaba las esteras en las que todos dormían; hacía cestas y cucharas de madera; construía con raíces largas y flexibles la cúpula de la choza desmontable; curaba no sólo a los animales enfermos del rebaño familiar, sino también a los de otros nómadas. De ella aprendió a resistir y a sobrevivir sin resentimiento, después de haber pasado por situaciones traumatizantes o difíciles como las que ella pasó: mutilación genital a los 5 años, violación por un pariente siendo muy niña. A los 13 años, con la complicidad de su madre y acompañada por uno de sus hermanos atraviesa el desierto y huye a Mogadiscio para escapar a de un matrimonio concertado con un hombre de 60 años. En la ciudad encuentra a un tío nombrado embajador en Inglaterra que la lleva a Londres para que trabaje como asistenta. Cuando la familia vuelve a Somalia, Waris se queda en Inglaterra y trabaja en un MacDonald. Descubierta por un fotógrafo de moda, empieza una fulgurante carrera que la lleva a las pasarelas de Milán, Londres, y París. En Estados Unidos posa para varias marcas de productos de belleza.

En dos ocasiones vuelve a Somalia. En su libro “Amanecer en el desierto” dice: Deseaba volver al lugar en que nací y verlo con nuevos ojos. No tenía ni idea de en qué parte de Somalia estaba mi familia. En un principio parecía una tarea imposible, casi tan imposible como que una niña que cuidaba camellos llegara a ser modelo.
Actualmente vive en Europa, trabaja por la erradicación de la ablación.

De las pasarelas de moda a embajadora de las Naciones Unidas

Una entrevista de Laura Ziv, para la revista “Marie Claire” dará una nueva orientación a su vida. En ella habla del ritual de la mutilación genital de mujeres, que había sufrido cuando tenía 5 años, rompiendo el tabú tradicional, que impide hablar de ello. Era la primera vez que este tema llega al gran público en Europa, aunque no sea cierto, como se ha dicho, que fuera ella la primera en hablar del asunto. Ya, desde la aparición del libro de Awa Tiam: “La parole aux Neresses”, en 1979, las feministas occidentales se habían interesado por el problema. Y, en 1984 se había creado en Dakar un Comité Inter-Africano con secciones locales en casi todos los países africanos que colaboraron en la preparación de la Conferencia sobre la ablación, organizada por la UNESCO en 1988 y que fue un gran paso adelante que tuvo como consecuencias en el continente: Sudán, Kenia, Senegal, Burkina Faso, Costa de Marfil y Ghana, abolieron esa práctica. Otros países les siguieron más tarde, aunque en muchos casos, legalidad y práctica no vayan de par.

Eritrea ha sido uno de los últimos países en legislar contra esta costumbre tan arraigada. Es el primer país del Cuerno de África en hacerlo. Esta práctica cultural tiene raíces ideológicas tan profundas que la han consolidado y ha hecho que muchas mujeres la interioricen como haciendo parte de lo que es bueno y normal. Resiste a pesar de las leyes que la penalizan severamente en varios países que no han podido terminar con ella. Por ejemplo, en Burkina Faso, prohibida desde 1989, no pasa una semana sin que tengamos que leer noticias sobre personas que la siguen practicando y que han sido encarceladas.
La ideología pseudo científica y pseudo religiosa que rodea esta práctica toca campos muy sensibles como el religioso, el de la moral y el de lo social. La ablación se considera sin razón, un mandato de Dios. Una mujer “sin cortar”, o sin coser, como se hace en algunos sitios, se considera impura, es sospechosa de ser una mujer ligera que deshonra a su familia. Toca además la fibra maternal de la mujer ya que piensa que están en juego la fecundidad y el porvenir de los hijos. Se crée que, si la cabeza del niño toca el clítoris al nacer, le acarreará grandes desgracias y hasta podrá ser un delincuente…

El llamado Cuerno de África, que incluye también Yibuti y Somalia es la zona de África donde la mutilación genital femenina está más extendida, tiene una incidencia que ronda el 90% de la población femenina. Además, la forma en que allí se practica es la más severa. Conocida por el nombre de faraónica o infibulación extirpa el clítoris y la parte interna de la vagina y cose la herida y dejando una minúscula abertura no más grande que la cabeza de una cerilla. La edad en que se lleva a cabo esta práctica varía desde los pocos días de vida a los 20 años, aunque la mayoría suele efectuarse a niñas de entre 12 y 14 años. Sus consecuencias duran toda la vida y en la operación, habitualmente casera, puede causar la muerte, complicaciones en el parto, infertilidad, infecciones, hemorragias prolongadas, frigidez o traumas psicológicos. Se desconoce cuántas niñas mueren por su causa, ya sea durante el mismo acto de mutilación, posteriormente a causa de infecciones o incluso años después al dar a luz. Las niñas con los genitales intactos, consideradas impuras, son marginadas y rechazadas.

Embajadora de las Naciones Unidas desde 1994, Waris defiende los derechos de las mujeres y los niños, crea en 2001 la fundación Desrt Dawn para ayudar a los niños de Somalia y a erradicar la práctica de la mutilación genital femenina. En 2002 crea la fundación Waris Dirie para erradicar esta práctica en todo el mundo, ya que, como denuncia en su libro “Niñas del desierto”, traducido y publicado en español en 2005, también la ablación se ha hecho presente en Europa. Hoy, Waris Dirie, víctima de esta práctica, ha dado visibilidad con su bello rostro a la lucha contra ella allí donde se encuentre. Consagra todas sus energías a ello.

En reconocimiento por su acción, la Rioja le concedió uno de los premios de Rioja Solidaria de 2006. En esa ocasión pude hablar con ella. Me impresionó su determinación para seguir luchando, su esperanza en que un día esta costumbre desapareciera y su alegría por los logros que se iban obteniendo. Varios países africanos y europeos han promulgado leyes directas contra ella. Otros le aplican la legislación contra las lesiones que afecta la integridad corporal, la salud física o mental.

Waris es una mujer de extraordinariamente bella y valiente, víctima de esa cruel costumbre. Se ha dado como misión la erradicación de la mutilación genital en Europa y en el mundo entero. Sabe que su misión no ha hecho más que comenzar y que es necesaria la colaboración y la unión de todas las fuerzas. El camino que queda por recorrer es largo, porque es necesario un cambio de mentalidad, información, formación junto a leyes que la prohíban y que se apliquen.

Paquita Reche, mnsda

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