El año 2023 nos ha deparado elementos de desaceleración en la economía africana, de retroceso de una gobernanza democrática y de la seguridad, al mismo tiempo que nos ofrece datos para la esperanza tanto en el crecimiento de la economía, como en la renovación de la democracia, en la participación social para el desarrollo integral, en la juventud africana mejor preparada para ser los protagonistas de su propia historia.
África es todavía la “princesa ultrajada”, por los abusos de la dignidad personal y de los derechos humanos, impuestos por los poderosos del exterior y del interior de África, y por el saqueo constante de sus tesoros humanos, naturales y minerales. Cuando arriesgan la vida para encontrar nuevas alternativas de vida en otros países, les cerramos las puertas obligándoles a esfuerzos inhumanos y a ponerse en manos de mafias explotadoras y peligrosas.
Todavía no hemos sido capaces en Europa de llegar con los gobiernos africanos a formar acuerdos y planes para facilitar una migración legal, segura y con perspectivas de empleo en los países del hemisferio norte.
Europa necesita a África más que nadie, ahora y en el futuro. África aumenta su protagonismo global por los recursos humanos, naturales y minerales que puede ofrecer. África nos puede ofrecer, ante todo, una filosofía de vida, de relaciones sociales, y de cuidado de los demás y del planeta tierra, que nosotros necesitamos en el hemisferio norte.
Ante la realidad de que nuestra convivencia es cada día más difícil, tensa y violenta, la sabiduría de los pueblos africanos nos pude ofrecer una nuevo conocimiento para humanizarnos un poco más.
El crecimiento demográfico en África es a la vez un activo y un riesgo. La edad media de la población de África en 2020 era de 20 años, frente a los 43 de Europa. Con educación, trabajo, vivienda y atención médica estos jóvenes supondrían un dinamismo de crecimiento extraordinario que impulsaría la productividad, crearía empleos y promovería la creatividad y un crecimiento inclusivo. Pero abandonados a sí mismos, esos jóvenes podrían entrar en grupos violentos.
Hasta ahora, China ha sido uno de los principales inversores en el crecimiento de las TIC en África: el 70 % de los datos del continente pasan por una red 4G soportada por Huawei. China ha tomado la delantera sobre otras potencias para invertir en el desarrollo de infraestructuras en África.
Las TIC plantean un problema de libertad y derechos humanos en la mayoría de los países africanos, sobre todo entre los gobernados por dictadores.
Sudáfrica, Kenia, Nigeria y Egipto, acaparan la mayor parte de las inversiones en 2023 y de hecho representaron el 75 % de las inversiones totales en África.
Para África, la necesidad de unas infraestructuras adecuadas, como: energía segura, transporte eficiente, sistemas y libertad de comunicación, viviendas asequibles, empleo, es particularmente evidente.
El Libre Comercio Panafricano entró en vigor en mayo de 2019 y ha sido firmado por 55 naciones africanas reconocidas por la Unión Africana. En 2023, el Comercio Guiado buscaba potenciar las cinco áreas prioritarias, a saber: turismo, transporte, servicios comerciales, servicios de comunicación y servicios financieros. El objetivo final es garantizar que la Zona de Libre Comercio Continental Africana sea verdaderamente operativa y que las ganancias de la iniciativa contribuyan a lograr un mayor comercio interregional y africano que produzca desarrollo económico para el continente. El crecimiento, en un futuro próximo, estará liderado por proyectos solares y eólicos en Egipto, Argelia, Túnez, Marruecos, Kenia y Etiopía.
La incapacidad de África para reducir su elevada tasa de pobreza extrema se ha atribuido sobre todo a la dependencia excesiva de los recursos naturales para el crecimiento, en lugar del desarrollo agrícola y rural, que caracteriza al 85% de los medios de vida de los africanos. La menguada industria africana hace que la mayoría de los recursos naturales se exporten sin transformación y sin valor añadido.
El mal gobierno, la corrupción y la desigualdad de altos ingresos también aumentan la pobreza. La continuidad de conflictos armados impide la normalidad de la vida y el desarrollo en numerosos países africanos. Una educación deficiente por presupuestos inadecuados, por conflictos, corrupción… etc. es también un serio obstáculo para el desarrollo y la superación de la pobreza.
La manera como se han llevado a cabo las 17 elecciones realizadas durante 2023 y las 13 que deben tener lugar en África durante 2024 tiene una gran influencia, positiva o negativamente, en el continente y en sus estructuras políticas, sociales y económicas. Es de esperar que los movimientos sociales y la sociedad civil, en general, y los jóvenes y las mujeres en particular, consoliden la tendencia del continente hacia la democracia, la paz, la autonomía propia y el rendimiento de cuentas de sus políticos y funcionarios.
África tiene la juventud, la sabiduría y todos los recursos necesarios y solo necesita ser la protagonista responsable de su propio desarrollo sostenible, su bienestar y su propia contribución al desarrollo global de la Humanidad.
CIDAF-UCM