Se ha establecido el toque de queda en Ibi, la ciudad de Nigeria oriental donde se produjo una ola de violencia que en pocos días causó la muerte de por lo menos diez personas y obligó a huir de sus hogares a miles. Lo dice a la MISNA el párroco del lugar, padre Salomon Dankaro.
“Respecto a ayer –señala el sacerdote– la situación parece haber mejorado: el ejército está garantizando el respeto del toque de queda y la violencia parece haber cesado”.
El sacerdote habla desde Wukari, una pequeña ciudad del estado de Taraba que se encuentra a unos veinte kilómetros de Ibi, donde se refugió con miles de otras personas después del inicio de los enfrentamientos. “Los médicos del hospital de Wukari –dice el padre Salomon– están en dificultades ya que no logran prestar asistencia a todos los heridos”.
Según el periódico ‘This Day’, el ejército ayer hizo arrestos y secuestró una notable cantidad de armas. La ola de violencia había comenzado el domingo por la mañana cuando algunos jóvenes, aparentemente musulmanes, trataron de quitar los puestos de control levantados con el temor de que también se produjeran atentados contra iglesias en Ibi, como los cometidos en otros lugares de Nigeria en los últimos meses. Según el padre Salomon, la violencia habría obligado a abandonar la ciudad sobre todo a familias de etnia igbo, dedicadas sobre todo al comercio.
(MISNA – Missionary International Service News Agency, 20-11-12)