La Organización no gubernamental Observatorio de Derechos Humanos (HRW por sus siglas en inglés) acusó el pasado 10 de octubre a las autoridades ruandesas de ser responsables de asesinatos, agresiones y secuestros de disidentes en el extranjero, solicitando a la comunidad internacional que luche contra esta «represión extraterritorial».
Ruanda ha sido gobernada de facto con mano de hierro por su presidente, Paul Kagame, desde el final del genocidio de 1994. El Frente Patriótico Ruandés (FPR), el partido de Kagame, «respondió con fuerza y a menudo con violencia a las críticas, desplegando una serie de medidas para luchar contra oponentes reales o presuntos«, afirma HRW, que ha «documentado más de diez casos de asesinatos«, secuestros e intentos de secuestro, desapariciones forzadas y agresiones físicas contra ruandeses que viven en el extranjero.
Contactada por la AFP, la portavoz del gobierno ruandés, Yolande Makolo, negó estas acusaciones, afirmando que HRW «sigue presentando una imagen distorsionada de Ruanda que sólo existe en su imaginación«, evocando, por el contrario, «la promoción de los derechos, el bienestar y la dignidad de los ruandeses durante los últimos 29 años”.
HRW, que se centra en los abusos documentados desde 2017, habló con más de 150 personas sobre este asunto, especialmente en Francia, Sudáfrica y Estados Unidos.
Desde mayo de 2021, afirma HRW, «al menos tres ruandeses han sido asesinados o han desaparecido en circunstancias sospechosas, mientras que otros dos han sobrevivido a intentos de secuestro«, como es el caso en Mozambique de Seleman Masiya, descrito por un amigo como muy crítico con el gobierno ruandés. Este empresario y futbolista, que tenía estatus de solicitante de asilo en Mozambique, fue asesinado en su casa, en el norte del país, en julio de 2022. Seleman Masiya, que fue apuñalado varias veces en la cara y el cuello, había sido «presionado para trabajar para el gobierno de Ruanda«, según HRW.
A pesar de las repetidas violaciones de los derechos humanos cometidas por las autoridades ruandesas contra sus opositores, la comunidad internacional, lamenta la ONG, «ha ignorado el alcance y la gravedad del deplorable historial de este país en materia de derechos humanos«. Una indulgencia que HRW explica por la participación de Ruanda en operaciones de mantenimiento de la paz en África, como en la República Centroafricana y en Mozambique, donde Kigali interviene desde 2021 para luchar contra una insurgencia yihadista armada.
Human Rights Watch también señala el papel desempeñado por los funcionarios de las embajadas de Ruanda o los miembros de la Comunidad Ruandesa en el Extranjero (RCA), una red internacional de asociaciones de la diáspora vinculada al Ministerio de Asuntos Exteriores, en la vigilancia y presión ejercida sobre solicitantes de asilo y refugiados.
Incluso en países occidentales como Bélgica, Reino Unido y Francia, Kigali ha conseguido «crear un clima de miedo entre las poblaciones de refugiados«, lamenta la ONG.
Los familiares que permanecen en Ruanda también son objeto de detenciones arbitrarias y presuntos asesinatos «para presionar a sus familiares en el extranjero para que pongan fin a su activismo«. Por todo ello HRW pide a la comunidad internacional que intervenga contra esta «represión extraterritorial”.
Fuente: Africanews
[Traducción y edición, Jesús Zubiría]
[CIDAF-UCM]