La vida humana implica viajar con dilemas, que denominamos con diversos nombres, como: conservadores y liberales, derechas e izquierdas, monárquicos y republicanos, autoritarios y demócratas, moderados y radicales, etc., aprendiendo a caminar con y entre dos polos o dilemas que escuchamos y afrontamos continuamente.
El arte de elegir sabiamente, como Salomón, Jesús de Nazaret, Martin L. King, N.Mandela, J. Nyerere, Brigida de Suecia, Juliana de Norwich, Winnie Byanyima y Julia Sebutinde de Uganda, etc., consiste en saber escuchar a los dos polos, y llegar a una síntesis enriquecida, que permita navegar entre los dos extremos, potenciando convivencia y cooperación para alcanzar el puerto deseado.
Los dilemas son parte integral de la vida humana. Algunas personas intentan anular uno de los polos, ignorándolo y a veces atacándolo con agresividad. Con frecuencia observamos palabras y comportamientos condenando uno de los polos, lo cual puede llegar a ciertos ataques violentos y exclusivistas, antagonizando más a la sociedad.
Estas actitudes y acciones ofensivas y excluyentes existen actualmente en la mayoría de las instituciones, políticas, educativas, económicas y religiosas. Por eso, la escucha mutua, el diálogo respetuoso y la colaboración con todos resultan tan difíciles.
Nos cuesta, incluso en la sociedad más educada, respetar y escuchar a los que piensan y actúan de forma diferente para llegar a trabajar juntos por el bien común. Todos los extremos contienen frecuentes riesgos de llegar a ser violentos.
El dilema de aprender a caminar y a navegar entre dos extremos, aunque parezcan monstruosos, es vital para llegar a buen puerto, y este ha sido y sigue siendo el reto más relevante de la vida social desde tiempos ancestrales.
Escila y Caribdis son dos monstruos marinos de la mitología griega situados en orillas opuestas de un estrecho canal de agua, Mesina, tan cerca que los marineros intentando evitar a Caribdis terminarían por pasar muy cerca de Escila y viceversa. Mientras que Escila vivía en los acantilados, tenía doce patas y seis cuellos largos y devoraba a quien osara acercarse, Caribdis tragaba una gran cantidad de agua tres veces al día para devolverla otras tantas veces, formando un peligroso remolino que absorbía todo cuanto estaba a su alcance. Aunque ambos monstruos eran difíciles de negociar, se aconsejaba pasar junto a Escila, por ser el menos arriesgado.
Necesitamos tener en cuenta a los dos polos, para poder escuchar, aprender a navegar a buen puerto y realizar una síntesis equilibrada e inteligente que beneficie nuestra humanidad, convivencia y bienestar.
Esta es la conclusión a la que llegaron los líderes más sabios de nuestra historia y humanidad. Así N. Mandela supo integrar a todos los habitantes de Sudáfrica para construir un mejor país y Julia Sebutinde tomar sentencias salomónicas. Así el papa Francisco insiste en acoger a todas las personas en nuestra casa común.
CIDAF-UCM