Desde las elecciones generales de 2010, la oposición burundesa se ha radicalizado y la rebelión armada se dedica a lanzar ataques. Si no se retoma el diálogo, esta crisis política podría terminar en una guerra civil.
Después del fracaso de la oposición en las elecciones locales de mayo de 2010, y de su posterior boicot a las elecciones legislativas y presidenciales de junio y julio de 2010, Burundi atraviesa una crisis política que es un riesgo de caer de nuevo en una guerra civil. Después de las elecciones, los opositores políticos crearon una alianza y pidieron la anulación de las elecciones locales (comunales). Después de los ataques con granadas y asesinatos que marcaron el periodo del proceso electoral, los opositores han sido víctimas de arrestos masivos y acusados de estar detrás de la inseguridad generalizada en Burundi.
El Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia y las Fuerzas de Defensa de la Democracia, CNDD-FDD, partido en el poder desde 2005, obtuvo el 64 % de los votos en las elecciones locales de 2010, un resultado contestado por la oposición, que denunció un “fraude masivo”. Una acusación no compartida por la comunidad internacional, a pesar de algunas irregularidades observadas. La decisión de la oposición de boicotear los escrutinios siguientes ofreció la aplastante victoria lograda por el partido en el poder, en las legislativas, que ganó con el 81 %, y las presidenciales, con el 94 %.
Poder acusado de corrupción
La Alianza Democrática para el Cambio en Burundi, ADC, que agrupa 12 partidos políticos de oposición, no ha dejado de denunciar las graves violaciones de los derechos humanos, la corrupción y el desfalco de fondos públicos. Estos últimos días, este tipo de acusaciones son lanzadas contra la cumbre más alta del partido en el poder.
Según la prensa local, Manassé Nzobonimpa, secretario general del Consejo de ancianos en el CNDD-FDD y representante de Burundi en la Asamblea legislativa del África del Este, ha acusado a los miembros del partido presidencial de malversación económica, de violaciones de los derechos humanos y de no respetar los derechos civiles y políticos”, según la página web Arib Info, el diputado Nzobonimpa tiene apoyo en el seno del partido en el poder.
El presidente Pierre Nkurunziza parece confiado, gracias al apoyo de la comunidad internacional después de las elecciones, y excluye la vuelta al diálogo inter – burundés, demandado por la ADC. Esto es considerado como la marginalización de la oposición, por muchos analistas de conflictos en África. La falta de diálogo o de otro marco de concertación, la situación corre el riesgo de degenerar, sobre todo después de los ataques esporádicos de hombres armados, registrados por todo el país.
Las bases de retaguardia de los rebeldes
Agathon Rwasa, el líder de la antigua rebelión FNL-Parpehutu, Frente Nacional para la Liberación, la última en firmar en acuerdo de paz, se ha retirado al Kivu Sur, en el este de la República Democrática del Congo. Rwasa desapareció cinco días antes del escrutinio presidencial de junio de 2010. El jefe rebelde está habituado a este territorio congoleño que siempre ha servido de base de retaguardia a los rebeldes burundeses.
Eric Muvomo, defensor de los derechos humanos en el Kivu Sur, confirma la presencia de los rebeldes burundeses en el territorio congoleño: “desde principios de diciembre de 2010, estos combatientes de FNL han establecido su base en el bosque de Rukoko, a los largo del rio Ruzizi, en Kilaba, territorio congoleño, precisamente en los sectores 3 y 4 de Kiliba, en Kivu Sur”. Según las mismas fuentes, el ejército burundés ha atacado a los rebeldes en la RDC, a mediados de enero.
En Kivu Sur, Agathon Rwasa ha vuelto a encontrar a sus antiguos aliados rebeldes hutu ruandeses del Frente Democrático para la Liberación de Ruanda, FDLR. Estos grupos armados extranjeros en el este de la RDC tienen facilidades de reclutamiento y avituallamiento. Explotan ilegalmente algunos de los recursos naturales de la RDC y el tráfico de armas en la sub región, que facilita la reorganización militar del FNL.
Animados por la ausencia de democracia y por las violaciones graves de los derechos humanos en los países de la región, las rebeliones no tienen problemas para hacerse escuchar y tener seguidores en sus países de origen. La tasa de desempleo es muy alta y la pobreza es agravada por las guerras civiles que facilitan el reclutamiento de jóvenes por parte de los grupos armados. Todos estos elementos han acelerado la reorganización de la antigua rebelión. Según informaciones recibidas por los periodistas congoleños y burundeses, la rebelión ya está en contacto con ciertos miembros de la oposición.
La inseguridad generalizada acompañada de tensiones políticas, además de la presencia de rebeldes a unos kilómetros de la frontera burundesa, debería suscitar inquietud. Sólo el diálogo podrá impedir que Burundi se hunda en una nueva guerra civil.
Lucie Umukundwa
(Burundi Réalités, 15-03-11)
