Un subsidio de ingresos básicos podría ser la clave para sacar a millones de personas de la pobreza en Sudáfrica

17/07/2019 | Opinión

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La introducción de un subsidio básico de ingresos, o “Dividendo de libertad” de 1.000 rands al mes, ayudará a los desempleados y acercará los ingresos de los trabajadores con salario mínimo a un salario digno. Es casi seguro que esto marcaría una diferencia significativa para millones de sudafricanos en sus esfuerzos por sobrevivir, ganarse la vida y encontrar empleo.

Para su candidatura demócrata de 2020 a las elecciones presidenciales estadounidenses, Andrew Yang presentó como su propuesta política clave la idea de un ingreso básico universal, por el cual cada estadounidense recibiría 1.000 dólares al mes. Este pago automático e incondicional se entregaría a todos los estadounidenses mayores de 18 años, sin ninguna prueba de recursos ni requisito de trabajo. Yang ha titulado su propuesta “Dividendo de la Libertad”, donde los ciudadanos de Estados Unidos, como accionistas del país, declaran un dividendo sobre sí mismos cada mes. La idea se basa en la creencia fundamental de que la gente debe compartir la riqueza del país.

La idea de una renta básica universal (UBI, por sus siglas en inglés) no es nueva. Yang señala que Martin Luther King y el economista estadounidense Milton Friedman propusieron un esquema similar llamado “Ingresos Garantizados”. Directores ejecutivos de tecnología de Silicon Valley, como Elon Musk y Mark Zuckerberg, también han apoyado un ingreso básico universal como solución a la desigualdad mundial. En Sudáfrica, Johann Rupert ha recomendado un ingreso básico incondicional como forma de “mitigar las pérdidas de empleo por culpa de la automatización”.

Yang destaca el ingreso permanente del Fondo Permanente de Alaska, creado en 1982, donde cada residente recibe aproximadamente 1.200 dólares al año de las concesiones mineras del estado: básicamente, supone el 25% de todos los pagos de las compañías que extraen petróleo en sus costas, que se invierten en un fondo y gracias al cual cada residente recibe un cheque anual de dividendos.

En un país rico en recursos naturales, los sudafricanos deberían ser capaces de “compartir la riqueza del país” de la misma manera que lo establece la Carta de la Libertad. Un ingreso básico universal es una forma de garantizarlo.

Según el informe de Oxfam, “Trabajo remunerado, no riqueza”, un salario digno en Sudáfrica es de 6.460 rands al mes. Sin embargo, a partir de 2019, el Parlamento promulgó un salario mínimo nacional de 3.900 rands mensuales por una semana laboral de 45 horas (20 rands por hora). En el año 2000, la Comisión de Investigación de Taylor sobre la Seguridad Social Integral propuso un subsidio asequible de 100 rands de ingresos básicos universales para sacar a millones de sudafricanos de la pobreza. Sin embargo, un dividendo de 1.000 rands al mes es más probable que ayude a los desempleados y acerque los ingresos de los trabajadores con salario mínimo a un salario digno. Es casi seguro que esta cantidad marcaría una diferencia significativa para millones de sudafricanos en sus esfuerzos por sobrevivir, ganarse la vida y encontrar empleo.

Según George Devenish, profesor emérito de derecho público de la UKZN, “un subsidio de renta básica es una medida que podría dar efecto al requisito constitucional de satisfacer las necesidades básicas inmediatas de unos 14 millones de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza en Sudáfrica”. Mediante la creación de un ingreso básico de 1.000 rands (llamado Dividendo de la Libertad), el gobierno ayudaría a los sudafricanos a sobrevivir y, al mismo tiempo, establecería un salario mínimo por debajo del salario mínimo vital.

Según el economista financiero Sifiso Skenjana, que escribe para BusinessDay, “la idea de una UBI, ha sido probada durante mucho tiempo en todo el mundo. En 2010, Irán se convirtió en el primer país en implementar una UBI a gran escala, en la que utilizó los mayores ingresos del petróleo crudo (y la reducción de los subsidios para el aceite de cocina y el pan que se habían establecido anteriormente) para financiar un ingreso básico a nivel nacional que ascendía al 29% de la media de los ingresos de los hogares”.

La implementación de un Dividendo por la Libertad o ingreso básico universal garantizará que los sudafricanos se beneficien de la libertad ganada con tanto esfuerzo en 1994. El 27,6% de los sudafricanos que están desempleados (definición restringida) tendría un amortiguador para ayudar con los gastos que conlleva la búsqueda de un empleo: los costos de transporte, datos, impresión de documentos y compra de ropa adecuada para un nuevo empleo.

Aunque Sudáfrica cuenta actualmente con un sistema de subsidios sociales administrado por la Agencia de Seguridad Social, éste se basa en ciertas condiciones. Por el contrario, un ingreso básico universal sería un pago mensual garantizado a todos los ciudadanos mayores de 15 años (o sea, en edad laboral), sin condiciones y sin el estigma de una limosna del gobierno.

Otro mito persistente que envuelve a los sistemas de bienestar social del gobierno es que incentivan la pereza o la falta de voluntad para trabajar, una idea que nunca ha sido probada. Según un estudio del Massachusetts Institute of Technology (MIT), Desacreditando el estereotipo del receptor de bienestar perezoso: La evidencia de los Programas de Transferencia de Dinero en Efectivo, no hay evidencia de que las limosnas del gobierno incentiven la pereza:

“Si se suman las pruebas de las evaluaciones aleatorias de siete programas de transferencias de efectivo del gobierno, no encontramos pruebas sistemáticas del impacto de las transferencias en el trabajo [comportamiento], ni para los hombres ni para las mujeres.”

El estudio también concluyó que el único impacto negativo que los sistemas de bienestar tienen en el trabajo es que “hay personas que eligen trabajar menos por miedo a perder sus beneficios”. Es más probable que los individuos trabajen menos porque una vez que encuentran un trabajo pierden su subsidio y se hace más difícil volver al sistema de subsidios cuando se ven obligados a trabajar en una economía precaria. No porque sean perezosos.

Por lo tanto, 1.000 rands para ayudar a los desempleados y subvencionar el bajo salario mínimo podrían vincularse a la inflación para garantizar que los sudafricanos puedan satisfacer sus necesidades básicas al tiempo que les permite buscar trabajo.

Esto también ayudaría a matricular a los estudiantes con pocos o ningún recurso financiero que solicitan acceso a la universidad y que tienen que viajar desde las aldeas y encontrar alojamiento en las ciudades. Para los que ya están en la universidad, el Dividendo de la Libertad podría ir a sus cuotas de matrícula o a una paga para la compra de comida hasta que se gradúen. Después de la graduación, funcionaría como un amortiguador mientras que buscan trabajo.

Las mujeres serían las que más se beneficiarían de un ingreso básico cuando trabajen en el cuidado de sus seres queridos, durante la baja por maternidad o incluso en el uso de productos de higiene femenina. Además, las pequeñas empresas sufren por la falta de capital. Un dividendo de libertad permitiría a los empresarios en ciernes poner en marcha sus negocios.

El modelo de Alaska puede ser la mejor manera de financiar una subvención de renta básica sudafricana: aumentar el impuesto sobre las empresas que extraen recursos, capital humano y materias primas (hierro, manganeso, cromo, aluminio) del país. Según StatsSA, a lo largo de los años, el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) ha constituido una parte mayor del flujo de ingresos del gobierno. En el ejercicio 2017/2018, el IRPF contribuyó con más de un tercio de los 1,22 billones de rands en impuestos recaudados por el gobierno, mientras que el impuesto sobre la renta de las empresas contribuyó con un 20%. Nueve años antes, en el ejercicio 2008/09, el impuesto sobre la renta de las empresas contribuyó en un 30%.

Recientemente, en las ciudades británicas de Sheffield y Liverpool, el Partido Laborista se ha comprometido a introducir un ingreso básico universal para preparar a los residentes para la pérdida de puestos de trabajo como resultado del aumento de la automatización.

En su estudio sobre la fuerza de trabajo en Sudáfrica, Accenture ha pronosticado que 5,7 millones de puestos de trabajo están en riesgo a causa de la automatización para el año 2025. Sin saber qué empleos se perderán y cuáles sobrevivirán, lo prudente es que el gobierno introduzca un ingreso básico universal que garantice que los sudafricanos puedan cuidar de sí mismos.

Cualquier economista dirá que la mejor manera de hacer crecer la economía es poner el dinero en manos de los ciudadanos, que lo volverán a poner en la economía cuando compren alimentos, ropa y artículos de primera necesidad.

Para resolver el triple desafío de la pobreza, el desempleo y la desigualdad ante el creciente desplazamiento del trabajo a causa de la automatización, Sudáfrica debería considerar la introducción del Dividendo de Libertad como medio para distribuir la riqueza y apoyar el poder adquisitivo del ciudadano común.

Nkateko Mabasa

Fuente: Daily Maverick

Traducción y edición, A. Martínez Pradas]

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