Un número creciente de mujeres nigerianas están cambiando radicalmente los roles tradicionales de género y renunciando a la maternidad

11/11/2025 | Crónicas y reportajes

 

En un país donde la maternidad es considerada la vocación más importante de la mujer, muchas enfrentan críticas por renunciar a la maternidad.

Para Jewel, enamorarse no se trata de química. Se trata de tener hijos. Conoce a alguien, conectan y sueñan en voz alta juntos. Pero una vez que la conversación gira en torno al futuro, hijos, familia y vida doméstica, el ambiente cambia.

Jewel no quiere tener hijos. Ni ahora. Ni nunca. No es una fase temporal ni el remanente de un amor roto; es una decisión consciente. Y en Nigeria, donde la maternidad todavía es considerada la vocación más importante de la mujer, esa decisión es radical.

«Simplemente he decidido ser libre«, dice. Y libre, quiere decir sin hijos.

Para Jewel, de 30 años, la decisión es profundamente personal, pero no accidental. Como primera hija en una familia numerosa, prácticamente crio a sus hermanos, sobrinos y sobrinas. Esa temprana y prolongada inmersión en el cuidado infantil le enseñó algo importante: amaba a los niños, pero no lo suficiente como para convertirse ella misma en madre. «Me encanta ser una tía cariñosa«, dice. «Ahí es donde termina todo para mí«.

Pero al final rara vez se es aceptado cuando se desafían los guiones sociales, y en Nigeria ese guion está rígidamente vinculado a matrimonio, maternidad y sacrificio. Explica que su decisión de no tener hijos no surge del dolor, sino de la claridad:

“La mayoría de los hombres piensan que es porque te han roto el corazón o porque aún te estás recuperando de algún trauma”.

Sin embargo, esa claridad rara vez la protege de la condescendencia o de la abierta hostilidad. La han llamado «feminista amargada», le han dicho que morirá sola y la han acusado de odiar a los hombres. En las relaciones románticas, la reacción es aún más aguda. Explica:

Dos de mis más serias relaciones terminaron porque los hombres estaban convencidos de que cambiaría de opinión. Uno de ellos se casó a los seis meses de nuestra ruptura”.

Estos encuentros reflejan una más amplia tensión en la sociedad nigeriana: un creciente grupo de mujeres está redefiniendo la realización personal, sin hijos, y las persistentes ideologías pro natalistas que se resisten al cambio.

En Nigeria, la expectativa cultural de que las mujeres tengan hijos sigue siendo casi absoluta. La maternidad está entrelazada con ideas de madurez, moralidad e incluso deber patriótico. Una mujer que elige lo contrario no solo está subvirtiendo la tradición; para muchos es incomprensible, pero la historia complica esta narrativa.

Antes del colonialismo la maternidad, en muchas comunidades nigerianas, no era solo un asunto privado; era también una institución pública. La historiadora Lorelle Semley escribe sobre «maternidad pública» en las sociedades indígenas, donde los roles maternos se extendían a los ámbitos político y económico. Las mujeres tenían un poder significativo no solo como madres biológicas, sino también como líderes comunitarias, comerciantes y autoridades espirituales.

Ese poder se vio sistemáticamente erosionado bajo el dominio colonial. Las normas de género victorianas, introducidas a través de los misioneros y la burocracia colonial confinaron a las mujeres a la vida doméstica. Como Ifi Amadiume describe en su libro “Hijas masculinas, maridos femeninos”, el colonialismo no solo reescribió el género; redefinió la feminidad a través de ideales cristianos de sumisión y autosacrificio, reforzados por la iglesia, la escuela y el estado.

Las mujeres sin hijos de hoy, como Jewel, existen a la sombra de esos cambios históricos. Pero también forman parte de un contramovimiento creciente. Según el académico R. Makama, la urbanización, el aumento de los niveles educativos y el acceso a las plataformas digitales han dado a las mujeres nuevos guiones. Una vida sin maternidad, antes impensable, está cobrando impulso silenciosamente.

No soy estéril. Simplemente no quiero tener hijos”.

Oluchi, de 26 años, tomó la decisión de diferente manera. Durante años creyó que simplemente “no era como las demás chicas”. No fue hasta que descubrió, en línea, las comunidades sin hijos que sus sentimientos finalmente encontraron una expresión.

Ella señala:

“Hay una gran diferencia entre ser estéril y estar libre de hijos. Yo no soy estéril; Simplemente no quiero tener hijos como [muchas] mujeres; cuando pienso en mi futuro, no los tengo en cuenta”.

La oposición de su familia ha sido intensa, a veces incluso cruel. Su madre una vez le dijo que deseaba un embarazo no planeado, «pensando que cambiaría de opinión«.

«Le sigo insistiendo que no me estrese ni me pida un hijo«, dice Oluchi, sin inmutarse. Se ha vuelto experta en proteger su paz. «Intento educar cuando puedo, pero la mayoría de las veces, simplemente lo ignoro«.

Para Oluchi, esta elección es inseparable del feminismo. «Me dio el lenguaje y la audacia«, dice, enfatizando que existe una conexión directa donde el feminismo te enseña a cuestionar por qué quieres las cosas que te han condicionado a querer.

Ese sistema de apoyo en línea, principalmente en TikTok y X, es informal pero invaluable. No existe un grupo de Nigeria específico para personas sin hijos, señala, solo un informal pero leal colectivo de mujeres que comparten historias, intercambian memes y se recuerdan mutuamente que sus decisiones son válidas.

El feminismo de Jewel también es fundacional para su visión del mundo. Creció leyendo, cuestionando y decidiendo desde muy joven que la maternidad no era inevitable.

Dice:

“Lo supe desde los ocho años. Y sí, al principio me pareció extraño; siendo niña, ayudando a criar a mis hermanos. Pero incluso entonces, lo supe: esto no es lo que quiero. No es una elección obligatoria, pero he tomado mi decisión y me mantengo firme”.

Esa claridad la ayudó a tener conversaciones honestas con sus padres. Explica:

Mis padres llegaron a respetar mis decisiones porque han vivido sus vidas y han tomado decisiones para ser padres basándose en lo que querían para sí mismos.

A diferencia de muchas mujeres, no enfrenta presión de su familia para casarse o tener hijos, y en cambio señala: «Son los hombres quienes conocen tu edad y te avergüenzan por no tener un hombre o un hijo«.

Un hombre con el que salió afirmó compartir su ideología, y aunque al principio se emocionó, pronto se dio cuenta de que él tenía sus propios intereses egoístas. «Ni siquiera le gustaban las mujeres«, dice, revelando que era un misógino y un incel* que no se había manifestado. Jewel añade rápidamente que la decisión de no tener hijos puede ser difícil también para un hombre. Hablando de uno de sus amigos que quiere no tener hijos, «no son firmes en sus decisiones como las mujeres debido a las expectativas sociales«.

Ahora, sale con hombres para tener compañía, no para comprometerse. Jewel señala:

“El matrimonio, sin embargo, no es mi prioridad, y he conseguido paz sobre casarme o no. Tengo hermanos, amigos y colegas casados con dos o tres hijos. Siempre estoy muy contenta y los apoyo”.

Cuando mis amigas se casan, no voy por ahí diciéndoles a las mujeres que no tengan hijos”, añade, deseando recibir el mismo apoyo y respeto por parte de su entorno.

Para Ayanfe, una nigeriana no binaria de 25 años, la decisión de no tener hijos llegó a los 12 años. Como era de esperar, la reacción negativa provino de su familia.

Mi familia piensa que soy un bicho raro, especialmente mi madre, que todavía reza cada vez que le digo que no quiero tener hijos.

Jewel, Oluchi y Ayanfe reflejan una creciente conciencia entre mujeres nigerianas y personas de género diverso. Para Jewel, esta concienciación está vinculada a reclamar autonomía e imaginar un futuro donde el valor de una mujer no esté ligado a su vientre.

Oluchi dice:

Creo que las personas sin hijos suelen ser quienes más respetan a los niños. Sabemos que merecen amor y estabilidad… y nos negamos a traerlos a una vida donde no podemos prometerles eso.

Jewel coincide. “Toda mujer tiene una opción”, dice, reiterando que en una sociedad donde la feminidad aún se define por el matrimonio y la maternidad, elegir no tener hijos podría ser lo más revolucionario que una mujer puede hacer. “No pienses que [la maternidad] es el único camino o la única forma de vivir tu vida; hay muchas maneras de hacerlo. Eres dueña de tu vida y de tu cuerpo”.

* Incel, célin o íncel (acrónimo de la expresión inglesa involuntary celibate, ‘célibe involuntario’), es una subcultura que se manifiesta como comunidades virtuales de hombres que dicen ser incapaces de tener relaciones románticas y/o relaciones sexuales con mujeres, como sería su deseo. (Fuente: Wikipedia)

Minority Africa

Fuente: Global Voices

[Traducción, Jesús Esteibarlanda]

[CIDAF-UCM]

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