Un Acuerdo de Paz en Malí en Contra de Cualquier Probabilidad

29/06/2015 | Crónicas y reportajes

La prolongada firma de un nuevo acuerdo entre el norte y el sur ofrece una oportunidad para derrotar a los yihadistas y además a los separatistas.

Tres días después de presidir el 20 de junio la firma de un acuerdo de paz entre los rebeldes del norte y el presidente Ibrahim Boubacar Keïta en Bamako, Mongi Hamdi estaba en Nueva York intentando conseguir apoyo en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para prolongar la presencia de los cascos azules. El CSNU tiene que decidir antes del 30 de junio si renovar el mandato para los 7,000 – firme Misión Multidimensionalmente Integrada de las Naciones Unidas para la Estabilización en Mali, la cual está acargo de Tunisia Hamdi, la Secretaria General de las Naciones Unidas de Especial Representación para Mali.

Junto con el apoyo de Francia para Hamdi, buscando que la resolución extienda el mandato y discutiendo ferozmente para obtener más recursos para Mali, es casi seguro que Minusma se extienda, a pesar de las crecientes dudas acerca de su desempeño y los argumentos sobre su papel. París, quien ha prometido reforzar la seguridad de la misión de las UN, quiere que 40 observadores militares extra para monitorear el último alto al fuego pero se queda corto a la hora de proponer sanciones en contra de aquellos que rompen el acuerdo.

Atrapado entre el propio ejército de Mali, que parece haber abarcado gran parte de la lucha en el norte en contra de milicias respaldadas por el Estado, y las fuerzas especiales francesas de quienes la mayor labor es perseguir a los combatientes islamistas hacia las Montañas Ifogha, los cascos azules de la ONU han estado luchando para mantener la línea de las deterioradas condiciones políticas. Con 36 cascos azules asesinados y 150 heridos, la misión de la ONU tiene la mayor cantidad de fatalidades en cualquier operación de mantenimiento de la paz a parte de Somalia.

Algunos quieren que se le dé un mayor VII Capítulo del mandato, dándole la autoridad de ir en la ofensiva en contra de los grupos armados. Su actual tarea es principalmente proteger a los civiles de los ataques, apoyar el diálogo y asegurar la implementación de los acuerdos de paz. Otros se oponen rotundamente a tal aumento del papel de la ONU, discutiendo que el principal responsable de la seguridad debe de ser el ejército de Mali y las fuerzas francesas. Añadiendo, que el apoyo político a la ONU ha disminuido drásticamente en Mali, especialmente en el sur, en donde muchos políticos acusan a la ONU y a Francia de favorecer a los rebeldes del norte en varios temas, desde los nacionalistas hasta los yihadistas (AC Vol 56 No 12, Desert War, Bamako rumbles).

Por lo que la ONU estaba particularmente entusiasmada de presentar el acuerdo de paz el 20 de junio como un completo éxito. La ceremonia de la firma, repleta de extravagantes abrazos entre el presidente Keïta y Mahamadou Djeri Maïga, diputado líder del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA), fueron vistos como importantes pasos pero no irreversibles para sanar las fragmentadas relaciones entre el norte y el sur.

Este año, antagonismo entre el gobierno de Keïta en Bamako y milicias del norte parecían estarse endureciendo. También ha habido una avalancha de ataques terroristas y explosiones en el sur. Mucho escepticismo rodeaba las negociaciones pero por ahora, un acuerdo para ser de interés de casi todos, al menos dentro del corto plazo.

El acuerdo proporciona la creación de asambleas regionales elegidas pero no ofrece la autonomía política a Azawad – norte de Mali – que los movimientos rebeldes sucesivos han demandado. Ya inclusive uno de los disidentes de los grupos rebeldes más importantes, un grupo conocido como MNLA Europa, ha rechazado el acuerdo como algo “despreciable” ya que fracasa en dar la autonomía por la que han luchado. Esto refleja una creciente tensión entre los Tuareg y los grupos Árabes del norte.

El Ministro de Exteriores de Argelia, Ramtane Lamamra, quien ha jugado un papel importante en las negociaciones y presidirá el comité de implementación, era el más optimista, aclamando “un nuevo comienzo, un nuevo destino para Mali”, (AC Vol 55 No 3, No end to deadlock). De hecho una estructura de acuerdo fue firmada en mayo en Argel pero la Coordinación de los Movimientos de Azawad (CMA) nada más pondría sus iniciales y demandaban más arreglos, tales como objetivos para reclutar más norteños al ejército y más devolución para la región. El éxito del acuerdo en parte va a depender en que tan lejos las fuerzas rebeldes se puedan integrar en el ejército militar y cuántos norteños puedan encontrar trabajos y entrenamiento en el sector público.

Complicación

Una mayor complicación se generó sobre el papel de un gobierno en pro de la milicia, el Grupo de la Autodefensa Tuareg de IMRYD y sus Aliados, que ha incautado a Menaka, en la frontera con Níger, desde el CMA el 27 de abril. El Diputado Secretario General de GATIA, Haballa ag Hamzatta, inicialmente sen enfrentó a presiones para entregar a Menaka a la ONU. Un grupo de líderes de GATIA, junto con el ala política conocía como Plataforma, regresaron a Bamako de los acuerdos de paz en Argelia diciendo que no querían tener nada que ver con el acuerdo de paz. Oficiales de Bamako y los mediadores estaban simplemente alcahueteando a los rebeldes del norte e ignorando las necesidades del pueblo de Mali, insistieron.

GATIA fue establecido por el general Elhadji ag Gamou, un Tuareg nacido en Kidal quien rápidamente aumentó las filas del ejército nacional. Porque se alinea con el gobierno, gropos pro Azawad los consideran un traidor del norte.

Muchas personas también lo culpan por la derrota del ejército de Mali en Kidal en mayo del 2014. Entonces, el ejército, sin avisarles a los militares franceses o a los cascos azules de la ONU, atacó el puesto de los rebeldes de MNLA durante una visita del entonces Primer Ministro, Moussa Mara (AC Vol 55 No 12, Ripples from Kidal). En la pelea de respuesta de los rebeldes, el ejército de Mali fue expulsado de Kidal y otras ciudades importantes en el norte.

De vuelta en Bamako, Ag Gamou reunió a varios pequeños grupos Tuareg y otros en uno solo. Cualquier forma acuerdos políticos o comerciales fueron golpeados. Algunos dicen que grupos árabes, tales como la leal facción del Movimiento Árabe de Azawad (MAA), les fue prometido un pasaje seguro para tráfico de drogas entre Libia y Níger a cambio de su apoyo. La Coordinación de Movimientos y Fuerzas Patrióticas de Resistencia (CMFPR) también se unió, junto con miembros del grupo étnico Songhai. Así que GATIA nació para “defender a la población”: su mayor enemigo son los Tuareg Ifoghas, aquellos que conforman la mayor parte de los grupos pro Azawad e islamistas.

En abril, una división en el MNLA entre el coronel Mohammed ag Najem y Bilal ag Acherif, sobrino del veterano yihadista Ansar Eddine líder Iyad ag Ghali, debilitó las fuerzas del MNLA en Ménaka (AC Vol 55 No 6, Talking Timbuktu). GATIA utilizó esta oportunidad para retomar la ciudad de vuelta de su enemigo. Su victoria, en la que murió una docena de luchadores del CMA, provocó celebraciones en el sur.

Los sureños, incluyendo oficiales del ejército, parecían no preocuparse sobre el creciente poder de GATIA, siendo un grupo fundado por el gobierno y con una poderosa milicia que no se adhiere a ningunas pautas discernibles (porque no es oficial) y controla las ciudades más importantes en el norte de Mali. Ag Hamzatta y otros líderes de GATIA insisten en que no son fundados por el ejército. En su lugar, dice Hamzatta, norteños adinerados que apoyan la unidad nacional y que apoyan a GATIA para que luche en contra de los separatistas y yihadistas. Eso significa que el separatista MNLA, la facción antigubernamental del MAA, dirigida por Sidi Brahim Ould Sidati, y el Consejo de la Cima para la Unidad de Azawad (HCUA). Estos son los grupos más importantes del CMA y “se han estado escondiendo en los bosques y montañas”. Los partidarios en Libia contribuyen con vehículos, dinero y luchadores, no dijeron.

Sin embargo, nadie en Mali o más allá cree que el ejército no apoya al grupo. Esto fue confirmado por un oficial quien bromeó al decir que apoyando a un grupo de milicia (refiriéndose a los Tuareg) en el pasado había ido terriblemente mal para el ejército, ¿entonces por qué no iría mal esta vez también? Aunque se cree que el ejército apoya a GATIA, es capaz de mantener distancia de las acciones del grupo y escapar contabilidad.

Mientras que el ejército y GATIA cooperan, el lado rebelde se ha estado fragmentando. Del grupo nacionalista de los Tuareg, el HCUA está batallando para expulsar a MNLA. Quiere demostrar que MNLA está desorganizado e indisciplinado, y que Francia y el oeste deberían de trabajar con ellos en su lugar. El HCUA decidió excluir “Islámico” de su nombre con la esperanza de distanciarse de los luchadores islamistas que Francia y sus aliados están tratando abrumar. Alguien del interior afirma que esto es solo para conseguir su objetivo: cuando los campamentos de bombas aérea pertenecían a Al Qaida en el Magreb islámico, los reclutas de HCUA corrieron a ayudarles con doctores y ayuda médica, nos dijeron. Una figura central en HCUA es Inawalene ag Ahmed, un antiguo jefe de aduanas en Tessalit. Ahora su trabajo es transferir fondos de AQIM a HCUA, escuchamos.

Alianzas Fluidas

Esta fluidez en alianzas políticas y comerciales en el norte frustra a muchos de fuera. Con sus enlaces con la región desde hace más de la lucha anti colonial, cuando el norte de Mali era una base de retaguardia para el Frente de Liberación Nacional, Argelia es uno de los pocos países que sus diplomáticos pueden desenredar los hilos enredados. Sin embargo, los oficiales militares de Argelia y oficiales locales están usualmente muy implicados en muchos de los procesos de contrabando alrededor de la región.

Para los cascos azules de la ONU, negociar acuerdos de seguridad con un elenco cambiante de líderes de la milicia se ha convertido en una necesidad diaria. En Timbuktu, oficiales de la ONU negocian a diario con los combatientes para prevenir ataques en su pueblo. El mes pasado, la milicia estaba de nuevo en las puertas de Timbuktu, listos para atacar. Aunque la ONU los ha mantenido fuera de la histórica ciudad, la milicia ha estado aterrorizando los pueblos cercanos e impidiendo el paso por las carreteras. Ena carretera hacia Gourma-Rharous, a 110 kilómetros este de Timbuktu, es imposible manejar. Hay reportes diarios de camiones siendo atacados y sus contenidos robados.

Este año, los cascos azules de la ONU negociaron la liberación de un conductor de camión que había sido tomado por rebeldes de CM, junto con 6,300 redes para mosquitos enviadas por el Ministerio de Salud. En Ver, 53km al este de Timbuku, El ejército hace mucho que dejo el pueblo, y el CMA está en control. En Korioumé, 8km al sur de Timbuku cerca del Río Níger, milicia en tres carros pick-up atacaron una pequeña aldea y agobiaron a los guardas del ejército. Querían el control del área para poder ganar paso gratis por el río.

Una de las más grandes amenazas son las minas terrestres. El 28 de mayo, el Comandante de Fuerza de Minusma, General Michale Anker Lollesgaard de Dinamarca, y el policía Comisionado Abdounasir Awale, Yibuti, estaban en un convoy de soldados Burkinabè cuando uno de los vehículos golpeó una mina terrestre. Los cascos azules fueron heridos. Las minas son puestas a lo largo de caminos en donde los convoyes ya hubiesen pasado, para ser atacados en su viaje de regreso. Los improvisados dispositivos explosivos usualmente están hechos por hombres jóvenes reclutados de campos rurales por Ansar Eddine o sus afiliados. Un joven puede ganarse 400,000 CFA francos (US$683) por hacer y colocar un IED.

Ahora la milicia se está centrando en atacar pueblos más al sur hacia Bamako. Namapala, en la frontera con Mauritania, es un punto importante. La ONU quiere otros 850 soldados de Burkina Faso para asegurar el área. Se ha convertido en un importante punto de parada para los narcotraficantes árabes quienes controlan la frontera y un grupo armada relativamente nuevo, Fuerza de Liberación de Macina, basado en el grupo étnico de Fula (Fulani), que están trabajando esta área junto con ellos. Traficar drogas, armas e incluso cigarros, junto con la lucha contra las rutas de contrabando, es una parte elemental del conflicto. Para los nacionalistas y los yihadistas afines, significa mucho dinero para costear sus operaciones. Cuesta CFA22 millones para tener una escolta para una carga de drogas desde la frontera con Mauritania hacia Libia, dice una fuente del norte.

Un pick-up Toyoya cuesta unos CFA25 millones, así que aquellos que estén en el negocio están obligados a asegurarse que su contrabando tenga una pasada segura a través del Sahara. Hachís de Marruecos es una gran ganancia para estos grupos, como lo es la comida proveniente de Argelia, en donde los bienes como la pasta son inmensamente subsidiados. Algunos son entonces vendidos en Mali, Burkina Faso y Níger.

Uno de los capos de la droga en el centro de este comercio es un recluso negociante millonario Tuareg que tiene un primo en la cima del MNLA. Él organiza el tráfico desde su casa a lo largo de la frontera. Opera sobre rutas a lo largo de Tessalit, también uno de los favoritos de los traficantes y que está situado en la misma frontera, y a lo largo de la ruta que conecta las minas de sal en Taoudenni, cerca de la frontera con Mauritania. Su carrera – combinando su visión para los negocios, conexiones políticas y su sentido de estrategia y logística militar – es típica de muchos en la cumbre del negocio de contrabando. Durante décadas, el tráfico ha prosperado y ha reforzado los conflictos, y ha brindado una fuente vital de financiamiento político. Va a tomar más que un diplomático acuerdo de paz hablado para quebrantar a los traficantes.

Fuente: Africa Confidential. / Traducción: Carolina Ruiz.

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