La Unión Europea (UE) y la Unión Africana (UA) se comprometieron recientemente en Angola, a «fortalecer la cooperación» para «prevenir la migración irregular«, así como a abordar sus «causas profundas«. «Nos comprometemos a fortalecer la cooperación mediante alianzas integrales, hechas a medida y mutuamente beneficiosas«, señalaron los líderes de ambos bloques en la declaración conjunta publicada al término de su séptima cumbre, celebrada en Luanda, capital de Angola.
La UE y la UA abogaron por atajar «las causas profundas de la migración irregular y el desplazamiento forzado, en particular mediante el crecimiento inclusivo, el desarrollo sostenible y la estabilidad regional«.
Los dos organismos acordaron apoyar y promover el multilateralismo, reforzar sus relaciones comerciales, desarrollar su colaboración en materia de minerales estratégicos y frenar la inmigración ilegal, al tiempo que se fomenta la movilidad de los ciudadanos de ambos bloques.
El orden mundial que hasta ahora ha configurado las relaciones entre África y Europa está cambiando.
El aumento de los niveles de conflicto a escala mundial pone de manifiesto la fragilidad de las instituciones que antes se consideraban pilares de la cooperación mundial. A primera vista, podría parecer que África y Europa se encuentran en lados opuestos de esta transformación. Sin embargo, para ambas, sigue siendo vital el funcionamiento de una arquitectura multilateral de paz, desarrollo sostenible y de seguridad eficaz y legítima.
En el asentamiento pesquero de Bargny, a apenas 30 kilómetros de Dakar, capital de Senegal, el ambiente parece ser ahora más tranquilo. Las cifras preliminares de Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, confirman esta tendencia. En los primeros diez meses de 2025, la ruta desde África occidental hacia Canarias registró un descenso del 59 %, con poco más de 14.100 emigrantes, debido al freno de las fuerzas de defensa y del capital de la UE.
Hasta el momento, la UE ha intentado frenar por todos los medios la llegada de inmigrantes africanos, sin ser capaces de implementar acuerdos multilaterales con los países de origen para promover una migración necesaria, legal, justa y beneficiosa para todos los países y sus pueblos.
A los poderosos no les preocupan las personas migrantes, su dignidad y la convivencia social, con tal que no se levanten a exigir respeto y justicia.
Lázaro Bustince
CIDAF-UCM


