El día 2 de octubre compareció ante la cámara de instrucción, del tribunal de primera instancia de Túnez, la niña Mariem, para responder del delito de atentado al pudor, contemplado en el artículo 226 del código penal.
A las 9 de la mañana cientos de manifestantes se congregaron a la puerta del palacio de justicia, para expresar su indignación, y declarar su solidaridad con la causa de esta niña, víctima de violación por parte de dos agentes del orden, y que ahora se encuentra en el banquillo de los acusados, por un delito del que ella se declara inocente.
Representantes de asociaciones feministas y de derechos humanos tunecinas, juristas, abogados y miembros de la sociedad civil en general son unánimes en denunciar el crimen de violación, perpetrado por dos agentes del orden público. Sobre las pancartas que blandían los manifestantes se podía leer “Mariem es tu hermana, tu hija, tu esposa. ¡Es deber de todos apoyarla y protegerla!” o “Mujer violada, revolución robada”.
La niña llegó al palacio de justicia tapando su cara con un fular negro, y su prometido, que la acompañaba, también se puso un trapo en la cabeza para tapar su cara.
Según relató su prometido en un canal de televisión local, la niña está en un estado psicológico bastante crítico, y ha intentado suicidarse.
Breve recordatorio de los hechos
Este asunto ha dado la vuelta al mundo, desde el pasado 4 de septiembre, día en que la menor, apoyada por su prometido, declaró a la policía que había sido violada por un agente del orden. Esto suscitó la indignación generalizada de jóvenes y no jóvenes de Túnez y del exterior.
La niña contó que el día de los hechos, mientras se encontraba en el coche de su prometido, fue interpelada por uno de los agentes. Esta intervención de la policía, para un control rutinario en principio, se podría explicar, dada la hora de la tarde y la “postura equivocada en la que estaba la niña en el coche con su novio”, según la policía. Algo que fue desmentido por la niña, que dice que esta acusación ha sido un pretexto para ocultar la violación de la que fue objeto ella, mientras que el otro entretuvo a su prometido un poco más alejado, al que intentó chantajear sacándole algo de dinero que llevaba encima, algo a lo que el joven se negó.
La víctima transformada en acusada: pero los agentes en un principio negaron los hechos, y declararon que la pareja en cuestión se encontraba en una situación que atentaba contra el pudor, lo cual les incitó a intervenir.
Acusaciones recíprocas
La menor declaró sobretodo que el agente que la había violado, había intentado destruir las pruebas de su crimen, pero ella le esquivó y pudo guardar la ropa que pudo servir para el análisis del ADN, lo cual ha permitido establecer la veracidad de las declaraciones de la víctima.
Además, es gracias al resultado de este análisis que se ha pillado al agente, que ahora en lugar de negar su crimen, lo justifica por la actitud provocadora a sus ojos de la joven. Algo que por supuesto ¡es totalmente absurdo!
El agente ha intentado de alguna forma legitimar su acto, por la actitud de la víctima, pero nada puede justificar este acto odioso y criminal.
La violación es considerada de ahora en adelante, por la Corte Penal Internacional, un crimen contra la humanidad.
La pareja ha negado sobretodo estar en una postura provocadora. Pero el agente, que se ha jugado todo por todo, insiste en ello. Mantiene así como su colega, que le acompañaba y asistió a los hechos, tratando de extorsionar al novio, que la posición provocadora de la pareja justificó su intervención… e incitó a uno de ellos a hacer lo que hizo después con la chica. Por otro lado, el agente en cuestión declara que la chica consintió, que fue ella quien le provocó insistentemente, con el fin de no ser demandada con su prometido, por la actitud de ambos, contraria a los buenos modales.
Ante el juez de instrucción
El fiscal inculpó al agente de policía por violación y a su colega por complicidad. Encarcelados, fueron escuchados por el juez de instrucción, negando los hechos al principio, pero reconociéndolo después, al presentarse una prueba innegable: el análisis del AND, aduciendo la “actitud provocadora de la pareja”.
Por su parte la niña y su acompañante han sido inculpados por atentar contra el pudor, en virtud del artículo 226 del código penal, que castiga este acto con 6 meses de prisión.
Ante el juez ellos han negado los hechos.
Sus abogados han mantenido que la acusación contra sus clientes es infundada, tanto en el fondo como en la forma.
Además del defecto del procedimiento, la defensa invoca que esta acusación que se basa en el único testimonio de los policías acusados ellos mismos de violación y complicidad, es calumniosa y sin fundamento.
El juez de instrucción debe enjuiciar, acusando o desestimando, y dará su sentencia dentro de unos días, a la vista de todos estos elementos con su alma y su conciencia.
Ahmed NEMLAGHI
(Le Temps, Túnez, 03-10-12)
