Los rebeldes, respaldados por Ruanda, entraron en Bukavu, la capital provincial de Kivu Sur, el viernes 14 de febrero, menos de tres semanas después de tomar el control de Goma. Las tropas del M23 alcanzaron el puesto fronterizo de Rusizi, que conecta la ciudad congoleña de Bukavu con Cyangugu en Ruanda.
La entrada de los rebeldes del M23 en Bukavu provocó temor entre los habitantes de la localidad y sus alrededores. Según las autoridades de Burundi, así como de organizaciones humanitarias, miles de personas han huido del este de la República Democrática del Congo y se han dirigido a Burundi para buscar refugio allí. El pasado día 14 por la noche ya se hablaba de una cifra que rondaba los 10.000, y la afluencia no paraba.
Estamos ante una guerra regional más amplia y ambiciosa, que Ruanda venía considerando desde hace muchos años. Junto con el saqueo de los minerales, está la ambición política y étnica de Ruanda que ambiciona el control de buena parte de la RDC y de la región de los Grandes Lagos.
La invasión impune de nuevos países y con la complicidad de los grandes poderes internacionales, es un cruel abuso de todos los derechos humanos de los pueblos, como lo están sufriendo los palestinos, los ucranianos, los congoleños y otros países.
Si la comunidad internacional tolera semejantes crímenes, con silencio y complicidad, vamos camino de la deshumanización y de la destrucción de toda convivencia humana razonable. La humanidad no puede aceptar semejantes injusticias en silencio.
Necesitamos más voces proféticas, como la del papa Francisco, Desmond Tutu, Martin Luther King, Rosa Parks, Benazir Bhutto, Wangari Mathai, Hadijatou Mani, Ellen Jonson Sirleef, Victoire Ngabire, Kofi Annan, Kizza Besigye, etc, que estaban y siguen dispuestos a entregar su vida por salvar una sociedad más democrática, justa, solidaria y humana.
Si no estamos dispuestos a luchar y afrontar las consecuencias por defender el respeto de la dignidad y de los derechos humanos, así como de la democracia auténtica, no llegaremos a promover una gobernanza más responsable, un desarrollo sostenible, con una convivencia pacífica.
Una sociedad que pasa y tolera toda opresión e invasión no tiene derecho a quejarse de nada.
Lázaro Bustince
CIDAF-UCM