
Una de las tareas más difíciles y necesarias para un progreso sostenible consiste en la transformación real de los conflictos para construir un desarrollo integral para todos y una convivencia solidaria.
Para conseguir esta transformación profunda personal y social, se requiere un compromiso común y absoluto, para la resolución real de los conflictos actuales y poder alcanzar una colaboración necesaria para construir juntos el bien común. El testimonio y compromiso de los jóvenes en Marruecos por un mayor respeto de los derechos humanos y por una gobernanza más justa y responsable, constituye un ejemplo a seguir.
La historia nos recuerda que sin una transformación profunda de los conflictos, en justicia y solidaridad, no alcanzaremos la paz real ni el desarrollo sostenible deseado. Esta realidad la podemos constatar en todos los conflictos actuales, como: Israel-Palestina, Rusia-Ucrania, Sudán, Sudán del Sur, República Democrática del Congo (RDC), Etiopía, Ruanda, Uganda, Malí, Burkina Faso, Níger, etc.
Transformación de conflictos
Karamoja es la región donde más conflictos han sufrido los pueblos de Uganda desde la independencia en 1964. Estos conflictos violentos y armados han sido causados por los ejércitos del gobierno y, sobre todo, por los robos armados de ganado entre los diferentes subgrupos de los Karimojong, como: los Jie, los Matheniko, los Pian, los Bokora, y los Tepes.
A pesar de las terribles pérdidas de vidas humanas, pues cada año los Karimojong perdían más de 1.000 jóvenes guerreros en las constantes redadas para robar ganado a otros grupos, también sufrían la perdida de miles de vacas al año, las cuales constituían el principal tesoro y seguridad de vida para estos pueblos pastores seminómadas.
Gracias a tres años de continuos encuentros con los líderes y jóvenes guerreros de los diferentes grupos étnicos, facilitados por diferentes mediadores respetados por todos, se llegaron a reducir los robos hasta un 65 %. Lo más sorprendente fue observar como llegaban a devolver las vacas robadas pacíficamente a sus verdaderos dueños.
El éxito de estos encuentros fue todavía más notable en el ámbito de la mutilación genital femenina (MGF) y de los matrimonios forzados, donde se redujeron estos abusos en un 90 %.
La forma actual de resolver muchos conflictos como el de Palestina e Israel, que la mayoría de los políticos han elegido, parece superficial e ineficaz porque no se llega al fondo de la cuestión, ni las sociedades están involucradas en el proceso de transformación del conflicto. Los poderosos quieren ser héroes de la paz, pero no se preocupan por la profunda transformación de las causas del conflicto.
La paz verdadera
Uno de los esfuerzos más valorados en la transformación de conflictos tuvo lugar en Sudáfrica, gracias a líderes con valores y determinación, como Nelson Mandela y Desmond Tutu. Los pueblos de Sudáfrica experimentaron una nueva calidad de integración y de convivencia de todos los diferentes grupos étnicos y sociales.
Sin embargo, los resultados de este ejemplar proceso de reconciliación no llegaron a incluir una dimensión fundamental para una reconciliación profunda, cual es hacer justicia con las víctimas. Dejaron de lado ser justos con todas las víctimas. Una reconciliación auténtica incluye hacer justicia a todas las víctimas, junto con una integración total de todos los grupos étnicos de la sociedad.
Confío en que seguiremos aprendiendo a resolver los muchos y serios conflictos que experimentamos en nuestros pueblos, pues contamos con medios tecnológicos muy valiosos, pero que deben ir acompañados de un compromiso común, inspirado en auténticos valores humanos y universales.
Sin justicia y solidaridad, sin superar el odio y la venganza, no veremos verdadera transformación de los conflictos actuales. Los abusos de poder y de medios nos seguirán llevando a nuevos conflictos.
La respuesta sigue siempre de nuestro lado, y los jóvenes de varios países, como Burkina Faso, RDC, Sudán, Marruecos, etc., nos están dando un buen ejemplo de compromiso por una gobernanza más responsable y por el bien común.
CIDAF-UCM


